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036. V I R G I N

elaine prewett

Me abrazaba a mí misma mientras todos bajábamos de las gradas llenos de adrenalina. Admito que ver a Potter rozar la muerte fue más divertido que simplemente verlo fallecer.

—Decepcionante. Ni un muerto—comentó Michelle, arreglaba su bufanda al rededor de su cuello y Theodore la tomaba de la cintura ayudándola a no tropezarse ante la multitud que empujaba al bajar.

—Fue divertido—respondí con simpleza. En nuestros pechos resplandecía la insignia amarilla; mientras que en el de Draco, la verde.

—¿Sabes donde están las fotocopias?—preguntó Draco a mi oído —. Aposté por que Potter no lo conseguía. Quiero mi dinero.

Giré lentamente hacia él, con una sonrisa forzada jugando en mis labios. Negué con la cabeza ante su pregunta.

—Me parece ingenuo que creas que te devolverán algo. Dalo por perdido—susurré de vuelta a su oído. sintiendo el calor de la mano de Draco sobre mi hombro.

Rodó los ojos con exasperación y se pasó la mano por el cabello, un gesto que reconocía como una mezcla de frustración y resignación. Era su manera de mostrar que, aunque lo tomaba con ligereza, en el fondo le importaba más de lo que quería admitir.

Hoy llevaba puesta una chaqueta prestada por Draco sobre mi delgado cardigan; creí que el sol aparecería pasadas las horas, pero me equivoqué.

—Da igual, lo necesitan más que yo—murmuró con una sonrisa ladina; golpeé sus costillas con mi codo ante su comentario—. Auch.

Mis amigos voltearon a vernos, Draco y yo sonreímos con inocencia. Se dieron la vuelta y volvimos a golpearnos.

Terminamos de bajar las escaleras y estábamos en el bosque, ya no me impresionaba que hubieran encontrado un lugar en medio del bosque para colocar el colosal estadio, solamente para esa prueba del torneo.

Mis pendientes bailaban con la ráfaga, no voy a mentir, nunca había usado pendientes. El sábado tuve que ir a Hogsmeade acompañada de Draco ya que mis dos amigos estaban ocupados en su cita.

En mi interior rogaba por que Neville volviera a pedirme ir con él, pero tuve que quedarme con esa pequeña astilla en mi pecho.

De todas formas Draco no perdió la oportunidad de comprarme algo: los pendientes. Los elegí yo, eran de plata y simulaban unas estrellas.

Extrañaba pasar rato con Michelle, ahora todo su tiempo lo abarcaba Theodore.

Diciembre no tardó más en llegar; la primera semana, miércoles para ser exacta, estaba en clase de transformación jugando "El sir decapitado" en clase.

Escribí la A sobre los espacios indicados y a mi monigote le salieron las piernas.

Fruncí el ceño mirando en su dirección.

—¿Por qué dos?—pregunté en un susurro, algo enfurecida. Draco no paraba de poner palabras complicadas sólo para hacerme perder.

—Porque lo pusiste en dos espacios...—respondió con un tono de obviedad.

—Pero solo es una letra—repliqué algo mosqueada.

𝐆𝐎𝐎𝐃𝐍𝐈𝐆𝐇𝐓 𝐍 𝐆𝐎 -𝗱𝗿𝗮𝗰𝗼 𝗺𝗮𝗹𝗳𝗼𝘆Donde viven las historias. Descúbrelo ahora