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038. Y U L E   B A L L

elaine prewett

Pequeños mechones caían sobre mi rostro mientras me hacía un rodete improvisado; mi cabello había crecido bastante y no recordaba la ultima vez que Ma Molly me lo cortó. Tal vez fue aquella vez donde Ginny nos contagió a todos de piojos.

Amaba mi cabello, era un color bastante común en casa pero fuera de ella me sentía como si tuviera un enorme cartel que dijera: "Mírame". No me molestaba en absoluto; me alegraba saber que tenía el mismo color de cabello de mi padre.

Después de que recibiera mucho comentarios sobre que me veía exactamente como mi madre a mi edad; me alegraba tener al menos algo que fuera de él y qué mejor que ese toque tan llamativo y característico.

En las mazmorras el frío era una costumbre, sin importar la estación en la que estuviéramos así que éramos los únicos con calefacción mágica en todo el castillo. Era útil; podía estar con una camiseta de tiras y unos shorts cuando afuera estaba nevando.

Michelle me dejó una rana de chocolate sobre mi cama la noche anterior; me pregunté si acaso ella y Theodore...

No quería entrometerme; después de lo que me contó esa noche, me sentía muy avergonzada de tocar un tema de referente sexual con ella. Aunque a ella no parecía molestarle sino alegrarle que recurriera a ella para ese tipo de cosas.

No me imaginaba los medios por los cuales Michelle haya aprendido la mayoría de cosas que sabía; eso me hacía preguntarme si tal vez Ginny necesitaría de mí para ese tipo de cuestiones en algún momento.

Ginny. Neville. El baile.

Gruñí y di un golpe al mapa planetario en frente de mí. Sí, tarea. Muchos habían decidido posponer las cosas hasta después del baile y enfocarse en alistar sus vestimentas, peinados y maquillaje.

Yo estaba ahí ignorando el hecho de que tendría que bailar con un maestro toda la noche. Claramente regresar a casa por navidad ya no era una opción. El registro había cerrado.

Me incliné sobre el mapa frente a mí; estaba sentada a lo indio, en mi cama. Ya casi había olvidado que se estaba reproduciendo música en mis oídos (cortesía de la profesora Sprout), mis pensamientos me inundaban hasta el límite de ahogarme en mi propia imaginación.

Odiaba cuando recordaba momentos vergonzosos del pasado, se sentía horrible.

Me sentía aburrida de las mismas canciones de siempre pero era difícil conseguir cassettes en el mundo mágico que no fueran de bandas locales.

Mordí mi labio inferior, tratando de concentrarme. Ver todos esos planetas, los satélites y las estrellas... Sólo me hacían pensar en Draco.

—Jodido idiota—murmuré en voz alta—¿Cuál es tu problema? ¿No te parece que me interese Neville? ¿Que me agrade su compañía y haya querido pasar un lindo baile con él? Pues te informo que me debe de gustar a mí, no a ti.

Respiré algo alterada y sonreí. Tal vez eso me hubiera servido mucho cuando se paró del comedor echando humos. Aunque no era tarde, si lo veía...

—¿Con quién hablas?—preguntó Michelle.

Me sobresalté tanto que casi caí de la cama. Mi amiga salió del baño con su cabello goteando el suelo y una ropa bastante cómoda.

𝐆𝐎𝐎𝐃𝐍𝐈𝐆𝐇𝐓 𝐍 𝐆𝐎 -𝗱𝗿𝗮𝗰𝗼 𝗺𝗮𝗹𝗳𝗼𝘆Donde viven las historias. Descúbrelo ahora