Capítulo XLVIII: iPat y el salvador de cenas.

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Los adultos se enzarzaron en una conversación sobre la burocracia y cómo los Estados Unidos de América parecía perder la perspectiva sobre lo que era importante y lo que no, un tema que parecía interesar específicamente a mi padre y mi tío. Mamá intentaba hacer plática con Anne y tía Rose sobre un evento que se estaría llevando a cabo dentro de unas semanas; algo de repostería, con Robin pendiente de su teléfono. Y Aaron parloteaba con Gemma sobre un programa de televisión con Harry sentado al lado, escuchándolos con una expresión aburrida. Mis primos sencillamente jugaban Mario Party DS sin apartar sus narices de la pantalla, al tiempo en que Paz y yo entrábamos con un tazón de ensalada y una bandeja con rebanadas de pan con ajo.

Fue entonces cuando mamá carraspeó, llamando la atención muy indecentemente al tocar una copa de cristal con el tenedor vigorosamente―: Pensé que sería necesario hacer un brindis luego de pasar este tiempo de calidad juntos ―Se levantó, alzando su vaso y haciendo que los demás nos incorporemos―. Quiero hacer un brindis por nuestros hijos que luego de tanto tiempo nos tienen aquí reunidos, finalmente en casa y a medio camino de finalizar una etapa de sus vidas. ―La alzó un poco más mientras mis ojos curioseaban solapadamente a Gemma, quien sonrió de forma extraña, con la mira en su cristal.

Aún seguía sin comprender por qué ella no se graduó hace dos años.

―Salud. ―Todos alzaron sus copas comenzando a tintinearlas.

Nos sentamos a comer, y como las balas, la mesa se vio circundada en una cháchara general en donde la mayoría de los adultos se acaloraban y los jóvenes terciaban cada tanto. Los pre-adolescentes naturalmente engullían sin dejar de jugar con el aparato, escuchando una que otra vez el pequeño sermoneo de Paz para que se den cuenta que estaban en La Tierra y había un mundo fuera de la pantalla.

―Es obvio que Estados Unidos tiene una ley con predilección a la clase alta. ―Papá manifestó, bebiendo un sorbo de su copa antes de continuar―. En tal sentido, la educación está inclinada a aquellos con recursos; los que no tienen deben partirse la espalda para conseguir que sus hijos entren a una buena Universidad.

―Me parece que el sistema está bien estructurado actualmente. ―Robin replicó, frunciendo ligeramente el ceño―. Sin duda hace falta algunos arreglos, pero...

Mi papá iba a abrir la boca para refutar, cuando mamá saltó riendo nerviosamente y unió sus manos, inquieta―: Ya hablaron de eso hace un rato, ¿no es así? Hablemos sobre lo que hemos hecho durante todo este tiempo. No nos vemos por un buen rato. Anne, ¿qué has estado haciendo? Te he visto bastante ocupada últimamente.

Anne terminó de masticar floridamente, y una ligera sonrisa iluminó su rostro―: Estoy planeando hacer mi propio negocio de pastelería. Aún me falta planear varias cosas, pero creo que a fin de año podré iniciar. Un sitio pequeño.

¿Un sitio pequeño? ¿Aquellos que tienen un departamento con cine?

Tía Rose rió, dando una ojeada a mamá antes de volver a contemplar a Anne―: Cuando éramos pequeñas Avelyn dijo que su sueño era abrir una pastelería.

―No obstante, creo que ya es muy tarde para eso ―Mamá sonrió con sutileza, pescando un pan con ajo de la mesa―. Cuando comencé a ponerme seria con el asunto, tuve a Aaron, y desde entonces mi único sueño fue criarlo con el pie derecho. Luego vino Aileen y no pude sencillamente dejarlos por un viejo sueño de la infancia ―Se encogió de hombros, con la vista perdida―. Por algo dicen que cuando tienes hijos tu mayor sueño es que los sueños de ellos se hagan realidad, ¿no es así?

―Efectivamente, ellos son el mayor sueño. ―Asintió Tío Claude, sonriendo.

―Nunca es demasiado tarde, Avelyn. ―Gemma comentó, animada―. Yo he estado ocupada con viajes continuos por lo que debo graduarme con mi hermano. A pesar de eso, creo que finalmente cumpliré el sueño de culminar mis estudios para asistir a la Universidad este año, e incluso fui a presentar mi proyecto final en Francia hace unas semanas atrás.

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