Capítulo XIX: El espíritu de los cínicos.

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El lunes volvía a patearnos en el trasero.

Por lo común era la razón del por qué también odiábamos el domingo, y para agrandarlo, fue el primer obstáculo que Dios tuvo que enfrentar para crear al mundo. Literalmente de manera metafórica era la forma que tenía la vida para patearnos en el trasero cada repetitiva semana. Hacía que despertara en mal estado, gruñendo como Santa Claus con los músculos agarrotados el día después de Navidad, más que dispuesta a salpicar comentarios de perra frustrada a diestra y siniestra.

Pero esta vez no se trataba en sí de que fuese lunes, sino que la escuela tendría una fogata (registrado en mi cerebro como «evento social con el que te aburrirás a morir» un día lunes, al cual estaba genuinamente obligada a asistir gracias a mi, siempre presente amiga, Sarah.

Todo apestaba. Pero por lo menos vería a Maggie triunfante.

Y a Styles.

Una protesta escapó de mi boca, rodando los ojos luego de que tuviese que caminar hasta mi habitación, cuando Paz entró con una camiseta estampada en temática a la academia de Melbourne y una gorra aplastando su cabello. Fruncí mi ceño, arqueando una ceja extrañada hacia ella. ―¿Gorra? Detestas las gorras.

―Uh, sí ―Musitó―. Yo pensé que... Me quedaría bien.

Lo hacía, pero mi prima sencillamente no escogería usar gorra voluntariamente. ―¿Estás segura de que no fuiste raptada por los alienígenas? Podría llamar a Giorgio A. Tsoukalos por ti. Me refiero, naturalmente, tu espíritu escolar me calcina el entusiasmo pero saber que es tan alto, hasta el punto de hacerte usar una gorra, la verdad es que me enloquece un poco.

Paz soltó un bufido, arrancándola de su cabeza. ―¡Lo sé! Pero no tengo ni idea de cómo actuar cuando vuelva a ver a Horan cara a cara, así que ideé este plan en el que termino escondiendo cualquier indicio de debilidad con solo bajar un poco la gorra. ―Se cruzó de brazos, tirándose en la cama de Sarah mientras suspiraba.

―Por lo menos estás arreglada ―Rodé los ojos, echando un vistazo en mi clóset con una expresión de hastío. Las chicas estaban listas gracias a que Geller pegó la admirable idea de ordenar todo la noche anterior en la mente de Osborn, ambas saliendo vestidas con Maggs usando el uniforme del equipo y Sarah comprando alcohol con un amigo suyo mientras que yo me quedaba con mi flojera de la noche anterior y me la metía donde no alcance. Paz tampoco tuvo ganas de seguir la oleada por el mismo motivo, pero ella solo era más rápida que yo en esto de vestirse a última hora―, y puedo apostar que todo volverá a la normalidad entre Niall y tú.

―Y Maggie terminará con Cameron.

Suspiré, afirmando ―Ha sido demasiado rápido, sin embargo, aún no veremos a la castaña enamorada ―Reconocí, alzando una camiseta en alto mientras la chequeaba―. Lo bueno es que burlonamente encontré la camiseta que voy a usar. ―Le di vuelta a la blanca prenda, enseñando unas letras oscuras impresas «NO ESTOY DICIENDO QUE FUERON LOS ALIENS, PERO FUERON LOS ALIENS» cuando Paz soltó una carcajada, echando el cuerpo hacia atrás.

―Nerd.

―Obsesiva telefónica ―Subrayé al aparato que parecía estar soldado con pega tanque y cinta de pato en su mano derecha, cuando ella solo me sacó la lengua y yo calcé unas botas estilo militar color negras riéndome en voz baja. Chaqueta tejana y mallas negras, terminé de vestirme para enganchar mi brazo con el de mi prima―. ¿Estás usando maquillaje? En China definitivamente está lloviendo.

―Tenía tiempo libre y no sabía qué hacer ―plegó los labios―, además, mi madre me regaló esto la Navidad pasada y no le he dado un uso apropiado más que decorar mi peinadora con todos esos colorines raros.

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