Mi cara empalideció con esas simples palabras, pero no me dio tiempo de decir algo más cuando el castaño me arrancó de la mano y prácticamente me robó de la situación. Nos estábamos encauzando a esa parte del campus en que nadie parecía entrar mientras que yo corría por las mañanas, y en frente de mí Harry lucía bastante tenso mientras seguía remolcándome por el lugar.
Jesucristo, que se tome una Xanax.
Y que me de otra píldora a mí, porque juraba que estaba a punto de presenciar un ataque de pánico y no había Sarah con botones mágicos que pudiesen apaciguarlo. Necesitaba relajarme, de verdad que lo requería. Pensar en el sonido del mar junto al canto de los delfines, la lluvia cayendo lentamente y canciones de Frank Sinatra de fondo junto a una llama de vela danzando.
Podría hasta dormirme con esa imagen en mi cabeza.
―Niall está un poco confundido por la actitud de Paz.
¿Qué?
Tuve que recomponerme de mi incredulidad, cuando respiré extensamente, asintiendo un poco tocada. ―Paz se encuentra confundida también. ―Fue lo único que alegué, procurando no reírme como una maniática por las circunstancias. ¿Me buscaba y lo primero que decía era eso? ¿Después de que pasara lo que pasó, él se decantaba por el camino seguro? Yo debería no estarme quejando y agradecerle al cielo por ello.
Se balanceó inquieto entre sus pies, cuando profirió un bufido y despeinó sus hebras exasperadamente. ―Sabemos que no estamos aquí por eso ―Lo hacía, pero ahora que tomó el atajo hacia el motivo en concreto yo me estaba acobardando y deseaba en el fondo que tuviese la capa de invisibilidad conmigo―. Nos besamos. ¿Qué con eso? Estamos actuando como si acabáramos de acostarnos en un granero y nos despertáramos desnudos junto a un montón de paja y excremento de vaca ―Bien, eso había sido gráficamente innecesario―, lo cual resultaría tan embarazoso como el demonio, pero no es nuestro escenario, solo nos besamos en un majadero juego de mierda, más borrachos que Paris Hilton. ¿Por qué sigues evitándome, Parker? ―Y ahí estaba. El tiro final en donde la diana se clavaba exactamente en el centro del arco. ¿Por qué lo evitaba?
Ni yo misma lo sabía.
―No te estoy evitan...
―Ni siquiera te atrevas, Aileen. Noté perfectamente cómo me viste en el campo de fútbol y sé la razón de ello ―El Harry serio que estaba en frente de mí me sacaba de los pelos―. Luego de que te diste cuenta de a quién besaste tomaste tus cosas de ligero y te apartaste a zancadas, dejándome varado ―Oh, no quería volver a esa noche. De solo recordar las borrosas imágenes de nuestros amigos viéndonos atónitamente extasiados hacía que todo en mí diese vueltas sintiéndose brumoso―. Pero estás exagerando las cosas. ¿Acaso robé tu primer beso?
―No.
―¿Entonces por qué no sigues insultándome?
Alcé mi mirada del suelo, alzando una ceja en expresión indagadora. ―¿Por qué insistes en que te vilipendie? Es totalmente masoquista siquiera pedirlo. ¿Por qué lo querrías? ―Claro que no me esperé su reacción. Él solo se quedó en silencio, tosiendo con su vista en otro lugar que no era donde estaba yo, antes de resoplar molestamente y volverse hacia mí en un latoso ceño fruncido.
―Fue necio en lo absoluto el arrastrarte hasta acá. Lo siento. ―Pero yo solo podía pensar en que si quería que las cosas volviesen a la normalidad, solo tenía que dejar de sentirme incómoda alrededor de él y dejar el episodio atrás, suscitando que lo tome del brazo antes de que pueda irse más lejos y pronuncie las palabras que nunca pensé que saldrían de mi boca.
―Tienes razón, imbécil ―El muchacho se vio tan atónito que quise carcajearme soltando un «¡caíste!» mientras que las cámaras escondidas salían de la nada, más que dispuestas a grabar la reacción de la víctima, pero naturalmente no podía hacer más que soltar mi brazo de su cuerpo y continuar―. Fue solo un beso, ¿cierto?
―Cierto.
Yo asentí, rodando los ojos cómicamente―. Entonces correspondemos olvidar ese error fruto del alcohol, y solo... reanudar nuestro día a día. ―No solté otro «imbécil» porque tampoco quería forzarlo tanto. La regularidad vendría por sí sola, esperaba con los dedos cruzados en una esquina. La regularidad vendría por sí sola.
¿Cómo diablos había llegado a esto? Santo Batman.
―Presumo que intentaba volver a nuestra antigua relación por esa causa ―Se apoyó contra un árbol, antes de adicionar, apuntándome―. De pequeña te tragaste un diccionario y ahora es el motivo de que con solo hablar te matonees a ti misma. Por lo que me resulta indiscutiblemente benévolo atender a tus palabras y llenarme de sapiencia nuevamente, dama Aileen. ―Aquí veníamos de nuevo con él metiéndose conmigo por escoger mis palabras cuidadosamente.
Harry Styles era un bastardo desgraciado, se los juro.
Tuve que empujarlo cuando una carcajada escapó de su boca, y yo viré los ojos en señal de estar a punto de dar un memorándum. ―Dile a tu amigo el rubio que crezca un par y que si se presenta en nuestro edificio una segunda cita en el cine sería buena idea ―Entonces me giré hacia él, apretando los labios―. Un pajarito me dijo que estrenaron una película en el cine que cierta castaña se muere por ver, y la buena compañía nunca es mala, ¿cierto?
―Cierto. ―Repitió de regreso, sonriendo.
Afirmé, dibujando una sonrisa satisfechamente para así disponerme a caminar lejos de su horrible rostro (y sus jodidamente ardientes labios, pude escuchar a Sarah diciéndome guasón en el interior. Tan papanatas la pobre muchacha). Confiaba en que efectivamente todo volvería a su puesto original con el tiempo, y en que si todo salía bien cierta prima terminaría por agradecerme mis pobres intentos de un badulaque bebé con pañales mojados e instintos homicidas desmadrando flechas al corazón de las personas.
Nadie quiere a Eros, ¿estoy en lo correcto? ¡Todo para Cupido!
Claro que antes de irme por completo de la zona con pensamientos de los dos chicos contrayendo nupcias con todo y velo, me volteé, e ilustré levantando una ceja amenazante hacia el muchacho sentado sobre el césped―: Si le hace algo a Paz se las verá conmigo, Styles. Que eso quede bastante claro.
Bueno, no había nada que pudiese hacer con mi personalidad. No iba a nadar por los pantanos asquerosos de las vidas amorosas y rojizas sin dar un ultimátum. Al parecer el rizado estuvo esperando algo parecido porque sonrió en victoria y blanqueó sus ojos en unos segundos. ―Seguro, Parker. Diré que lo dejarás sin hijos.
―Bien. ―Alcé mi mano, suspirando.
―¡Cuidado con los perros en el campus, Bunny Bear!
Le saqué mi dedo reiteradamente, sonriendo sarcásticamente sin saber cómo decir adiós ahora, cuando solo me giré como toda una alcornoque y ahora sí estaba aterrada de volver a tropezarme con el can de hace un rato fortuitamente. ¡Incluso había olvidado el asunto hasta que el muchacho me dio una palmada en la frente! Realmente era un imbécil. Más que eso, un asno. Obtuso, ignorante, pesado, pretencioso.
Otro suspiro desbandó de mi boca, cuando solo caminé intentando que ya el dichoso perro haya salido de mi vista para siempre, y me ceñí a mí misma chequeando cómo algunos estudiantes parecían pasársela bastante bien sobre alguna sandez. Incluso escuché los susurros respecto al equipo de fútbol y... sí, eso sería la conversación a partir de ahora. Estaba segura de ello.
Como sea, ya me tocaría chillar de felicidad con Maggs.
Y sí, la regularidad vendría por sí sola.
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¡Sé que es un capítulo corto, lo sé! Y debió ser un pelín más largo, teniendo en cuenta que llegamos a los 3K, pero es lo que tenía escrito de este capítulo y pues, bueno, algo es algo, veyezuras. Esta semana he empezado clases, como algunas de ustedes saben, pero ya he subido finalmente capítulo así que pueden ser felices ignorando mis "ugh" por el asunto de despertarme temprano... Y es que esta mañana de camino al colegio he visto un auto con un "DW" en la placa y me he reído tanto que rocé la estupidez con la risa. Pero tomémoslo como una "señal del más allá" diciendo que suba capítulo, lols. Muchas gracias por votar y comentar, cariños. ¡Sigan siendo un corazón tendido al sol y no mueran! Tschüss, meine freunde!
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Dating Who
FanfictionAileen Parker estaba al tanto de que frases como «su toque me electrizaba» no tenía nada que ver con sentimientos apasionados, más que simple física y química. No pecaba de ignorancia sobre las mariposas que tantos adolescentes juraban sentir en sus...