Capítulo bonus X: La mudanza de Aryon.
Punto de vista de Aaron.
—Ay, estoy cansado —dije cuando coloqué otra caja en el suelo y me tiré sobre el sofá que acababa de luchar para subir junto a Harry.
Desde mi posición pude ver cómo mi novia entró un par de segundos después y se secó el sudor de la frente. Tenía el moño hecho un desastre y se había subido las mangas de su suéter negro hasta el codo, pero todavía se veía tan ardiente como Scarlett Johansson. Estaba buenísima.
—Todavía quedan un montón de cajas abajo, flojo.
—He sido el que más ha subido cajas aquí y eso que no estoy esperando que me den una medalla por eso. Además, estoy haciendo más que Sarah.
—Sarah está vigilando que no nos roben todas nuestras pertenencias mientras nosotros estamos subiendo cosas —me dijo ella con esa voz que a veces me recordaba a mi hermana menor, de sabelotodo insoportable—. Mueve ese trasero que no le vamos a dejar toda la carga a Aileen y Harry.
—Deberíamos llamar a mi hermana para que vaya a comprar una pizza y dejamos que el tonto haga todo el trabajo —dije con una sonrisa explayada y puse mis brazos detrás de mi cabeza. Estaba gastadísimo.
—¡Nada de eso! —exclamó Arya y comenzó a aplaudir en frente de mis ojos para hacer que me levante del mueble. Al ver que no estaba teniendo buenos resultados, miró hacia la puerta y se inclinó para susurrarme en el oído—. Cuanto antes terminemos, estaremos solos más rápido.
Me levanté del sofá como un misil y corrí hasta planta baja. —¡A trabajar!
En el camino me encontré a Crysta luchando con una caja y casi me echo a reír porque se veía como un duende lidiando con una roca pesada. Ella solo me sacó la lengua cuando me vio pasar y más adelante la escuché hablando con Arya de algo antes de que mi novia caminara para seguirme por el pasillo. Abajo, me encontré con los otros dos que nos estaban ayudando y me agaché para levantar una caja que tenía escrito «libros» en la parte de afuera.
—Jesucristo, ¿de qué mierda hacen los libros ahora? ¿Piedras?
—¿Es demasiado pesado para ti, cariño? —Se carcajeo el plasta de mi cuñado cuando me quejé al sostener una de las cajas de Arya.
—Vete al diablo, cielo. —Le sonreí con gracia y finalmente conseguí una especie de equilibrio entre mis brazos.
Terminamos a las cinco de la tarde con todas las cajas y pese a que mi novia me había dicho algo hace un par de horas, me sentí más que traicionado cuando la castaña ofreció llamar a un repartidor de pizza para celebrar la mudanza con todos los presentes. Así que ahora todos estábamos reunidos en un departamento donde lo único que había era electricidad, agua y un montón de cajas sin destapar. Tuvimos que improvisar una mesa con un par de cajas y todos estábamos sentados en el suelo porque debíamos comprar sillas.
—¿Qué tal les está tratando el aire neoyorquino? —nos preguntó Sarah.
—Hasta ahora bien —le dijo Arya—. ¡El lunes empiezo con mi trabajo!
Harry se unió a la conversación, diciendo que era una suerte que viniera con un trabajo fijo de una vez ya que en una ciudad con tantos habitantes, era difícil abrirse camino en el mundo profesional tan fácilmente, pero yo estaba seguro de que mi novia estaba capacitada para eso y mucho más y cualquier persona se moriría de ganas por contratarla. De todos modos, ese tipo de charla me hizo darme cuenta de los cambios que estaban ocurriendo en mi entorno y ahora que lo podía contemplar, se me hacía imposible dejar de verlo; hace un par de años habría jurado y perjurado que iba a vivir la vida soltera hasta los cuarenta años de edad, pero ahora que veía cuán diferente era mi realidad a la que había planeado, me sorprendió darme cuenta de que no me caía para nada mal. Es más, estaba mucho más que feliz.
—Me imagino que ahora que viven juntos, vienen los hijos —bromeó Sarah.
—¡Dios, no! —Mi novia abrió los ojos y negó con la cabeza, soltando una risa pequeña—. Ahorita tenemos que enfocarnos en nuestras carreras.
—Bueno, no voy a apostar cuánto tiempo pasará hasta que eso suceda porque ya aprendí mi lección con Pukie y Harry... Aparentemente ocho meses no es suficiente tiempo. —La rubia chasqueó los dientes con pena y escuché cómo mi cuñado le dijo algo que la hizo reír, pero mi mirada estaba perdida en todos los presentes y el hecho de que todos estábamos en Nueva York, a miles de kilómetros de distancia de la casa que siempre consideraría hogar y formando una nueva historia con la chica de mis sueños junto a mí.
Solía burlarme de los momentos en los que Styles se ponía bastante cursi, pero debía admitir que yo también tenía mis momentos.
—¡Yo abro! —Harry se levantó cuando sonó el timbre del departamento.
La joven rubia y mi novia continuaron hablando, pero mis ojos se encontraron con los de mi hermana y sentí como si estuviese leyendo mis pensamientos por la manera en la que me estaba viendo. Tal vez eso de que los hermanos tenían una conexión telepática era cierto, pero quizás no era necesario que fuésemos gemelos porque la pequeña sonrisa que me dio me indicó que sabía perfectamente lo que estaba pasando por mi cabeza.
Intenté hacerme el que no sabía nada y susurré. —¿Qué?
Estuve a punto de preguntarle si tenía monos en la cara, pero desistí de la idea porque pensé que era un caso perdido. Crysta me sonrió de esa manera que solía hacer cuando mamá le preguntaba quién acababa de meter la mano en la masa de las galletas y se encogió de hombros como si nada.
—¿Qué de qué? —me respondió con burla.
Yo me quedé en silencio y no pude evitar la sonrisa que apareció en mis labios cuando sentí sus palmaditas en mi mano, entonces llegó Harry con la caja de la pizza y un refresco entre sus brazos y sentí la cabeza de Arya en mi hombro cuando se recostó contra mí con suavidad. Rodeé su cintura con mi brazo derecho y esperé a que sirvieran los refrescos en los vasos de plástico y sentí cómo mi novia me observó con una sonrisa pequeña cuando mi pulgar comenzó a dar pequeñas caricias en su piel.
—Quiero hacer un pequeño brindis —dije después de aclararme la garganta, entonces sostuve mi vaso en el aire y esperé a que los demás lo hicieran también—, porque hagamos de Nueva York nuestra segunda casa y porque mañana me gane la lotería por obra y gracia de un milagro.
Los chicos rieron, pero alzaron sus vasos. —¡Salud!
Arya me dio un beso en los labios antes de desearme buen provecho y yo casi me incliné hacia ella para cumplir con sus buenos deseos, pero el carraspeo de mi fastidiosa hermana me hizo alzar las manos en rendición y agarré una rebanada de pizza para empezar a comer con ellos. Sarah comenzó a hablar de un proyecto de actuación en el que estaba trabajando y Aileen acotó algo sobre su universidad, acerca de cámaras profesionales y un profesor que tenía una verruga con forma de chispa de chocolate en la nariz o algo así, entonces escuché la risa de todos y volví a sonreír mientras les decía de la vez que un profesor se fue con el pelo verde a la escuela porque su hija había hecho algo con el champú y quedó como «profesor Cosmo» por el resto de su vida... Vale, debía estar haciendo algo bien porque la vida estaba siendo bastante buena conmigo.
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gLAAAAAAAAAY IS BAAAAAACK y no les escribo mucho porque tengo que irme a la de ya a bañarme, JAJA. PERO LES VENGO CON ARYON FLUFFY FLUFFY FLUFFY y un poquito de Haileen plus Sarah. El próximo cap puede que sea de Naz o de Zayn y Liam, ya veremos, ya veremos, JAJA... ¡No estaba muerta, estaba de parranda! Okno... nOS VEMOS, NOS VEMOS QUE TENGO QUE IRME XDDD. MUAKS, MUAKSSSS, LOVE YAAAA.
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Dating Who
FanfictionAileen Parker estaba al tanto de que frases como «su toque me electrizaba» no tenía nada que ver con sentimientos apasionados, más que simple física y química. No pecaba de ignorancia sobre las mariposas que tantos adolescentes juraban sentir en sus...