Capítulo LXXXIII: Problemas del primer mundo.

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Estaba haciendo un cuestionario de «¿Cuál personaje de Friends eres?» mientras intentaba despejar mi cabeza en las mesas de la cafetería, con «My Best Friend's Girl» de The Cars sonando a todo volumen en mis audífonos.

―Claramente soy Chandler ―dije cuando presioné el botón de resultados y emergió Gary como el concluyente. Sin decir agua va, la foto de Gary comenzó a transformarse en el rostro de Harry Styles y pestañeé, buscando otro cuestionario en el que perder mi tiempo―. Cuál canción de Iron Maiden eres. Bien, eso suena como diversión. ―Estaba pasando la tarde de un viernes en las mesas al aire libre pero nadie podía juzgarme porque el lugar estaba prácticamente desértico a esta hora.

Y a nadie le importaba lo que hacía con mi tiempo.

»Sar Fantabulosa.
Qué hacen?
Hace 1 segundo.

Casi me río cuando el mensaje de Twitter sonó en mi computadora como una cachetada a mis pensamientos. Todas estaban en clase excepto yo; al profesor de la última clase le dio papera, aparentemente.

»Peace.
Acabo de salir de clase.
Hace 1 segundo.

»Sar Fantabulosa.
Reunión de la hermandad? Estoy comprando bebidas y dulces para comer mientras hablamos asi que las veo en la terraza. Xx :)
Hace 6 segundos.

»Maggs.
En camino. ¿Aileen leyó?
Hace 1 segundo.

Empecé a escribir con una sonrisa.

»Aileen P.
Gracias por pensar en mí, nena. Lo recordaré para Navidad.
Ahora.

Para más personalidad, le coloqué un emoticón de corazones y cerré la tapa de mi portátil para introducirla en la funda dentro de la mochila y emprender mi camino el edificio del dormitorio de las chicas. Después de varios meses, saqué mi trasero flácido para correr por la mañana, y con los cuatro años de experiencia que tenía en California, me di cuenta de que los colores del amanecer no eran tan bonitos como los que ofrecía durante el atardecer. En mi caminata por el campus no podía dejar de estar hipnotizada con la circunstancia, tomando el tiempo de detenerme en un punto entre el edificio de la biblioteca y el restaurante de la academia para tomarle una foto al cielo de la ciudad y publicarla en mis redes sociales.

―Lamento llamarlas de la nada, pero algo acaba de pasar y debía sacarlo de mi pecho como en los viejos tiempos. ―Eso fue lo primero que Sarah Gallagher nos expresó cuando las cuatro subimos a la terraza.

―Bien porque tengo algo que he querido decirles desde hace tiempo. ―Las cuatro permanecimos en silencio cuando dos de nosotras respondimos al unísono.

Sarah parpadeó con sus largas pestañas. ―De acuerdo ―dijo, acomodándose en su puesto de la terraza antes de proseguir―. Están al corriente de esta cosa que está pasando entre Liam y yo, ¿no? Después de la clase de natación me detuvo en el pasillo para hablar conmigo sobre mis sentimientos y yo naturalmente le dije que me gustaba, por supuesto, pero que no me sentía lista para tener una relación con un chico.

―¿Y qué te dijo? ―preguntó Paz.

―Fue triste. ―Sarah ladeó uno de los labios con una expresión de añoranza, apoyando la barbilla sobre la palma de su mano―. Tomó mis manos entre las suyas y me miró con esos ojos de cachorro abandonado cuando dijo que esperaría por mí el tiempo que sea necesario. Ahora, no podría hacerle una cosa como esa a un chico tan bueno como Liam, ¿no es cierto?

Apretamos los labios sin una respuesta concreta.

―Eso es lo que pensé. ―Suspiró, cubriendo su rostro con las dos manos levemente atezadas―. Por eso le brindé una sonrisa con consternación antes de decirle que no era justo para él ni para nosotros. No podría causarle ese tipo de daño a una persona que tiene un corazón tan puro porque sentí de primera mano cuánto duele cuando esa parte de tu cuerpo se transforma en oscuridad corrupta y jamás querría que Liam experimentara una atrocidad como esa por mi culpa.

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