Capítulo bonus XII.
Punto de vista de Harry.
Era el cumpleaños de Liam. Y como un recordatorio de que todos nos hacíamos más viejos y que los tiempos cambiaban conforme pasaban los años, planificamos un viaje a California para reunirnos después de ocho meses y pasar el día con Payne en la ciudad que nos vio crecer como amigos.
—¿Estás preparada? —le pregunté a Aileen cuando salió del baño del hotel.
Ella se amarró el cabello en una cola de caballo y rió. —Nací preparada.
La actividad del día iba a estar llena de nostalgia, sobre todo porque teníamos pensado visitar la academia después de más de un año sin estar allí y caminar por el suelo de Melbourne después de tantas experiencias nuevas iba a ser como una fusión entre los buenos tiempos y nuestra realidad actual, pero todos estábamos emocionados de saludar a los profesores que se abrieron paso en nuestros corazones y de visitar los lugares que fueron espectadores de toda la historia que teníamos a nuestras espaldas. Nos íbamos a reunir en la Toscana de Joe para almorzar con el cumpleañero del día y luego íbamos a caminar hasta la academia juntos para entrar al mismo tiempo.
—Vale, Bunny Bear, si sigues riendo de esa forma nos vas a retrasar.
—¿Por qué? —El alma inocente preguntó, por lo que alcé la ceja con una de mis sonrisas y ella me dio un empujón, sonrojada hasta la médula—. Olvida que lo pregunté. Sólo camina, tonto.
Solté una carcajada y me dejé llevar por ella hasta el ascensor. Desde luego, le di una vuelta a Ferguson y se alegró de verme, aunque ya sabía que iba a venir porque le había avisado por mensaje de texto, pero también fui a saludar al entrenador Maloney para saber qué tal iba el equipo y luego nos sentamos en el césped del campus para recordar los viejos tiempos. Las chicas confesaron las reglas de una hermanad que tuvieron en nuestros momentos de estudiantes de secundaria y decidieron dejarnos entrar a la terraza de Northside cuando pasaron un par de horas, y aunque nos pusimos a compartir recuerdos graciosos que todavía nos desternillaban de la risa, repentinamente llegaron los melancólicos y más de uno comenzaba a tener sus ojos aguados.
—Todavía recuerdo cómo me recibieron después de que pasara lo que me pasó —susurró Sar, mirándonos con cierto cariño y tristeza. Aileen a veces me contaba sobre ello, que la chica rubia tenía momentos difíciles cada vez que llegaba el día en que sucedió aquello en Blue Orange Club, pero luego seguía con su vida con la frente en alto y no miraba atrás—. La verdad es que siempre he estado muy agradecida de tenerlos en mi vida, chicos.
—Nos vas a hacer llorar, Sar —susurró Maggie, apretando los labios.
—Pero es la verdad —ella se echó a reír, limpiando sus lágrimas. Para ser honesto, yo también comenzaba a sentir ganas de llorar y por el apretón inconsciente que dio Aileen en mi mano, ella también.
—¿Sabes? —De repente, mi novia miró a su regazo y parecía un poco nerviosa—. Una vez me dijiste que ustedes eran lo más cercano que tenía a una familia en este lugar y tienes razón, Sar, porque incluso después de todo este tiempo seguimos aquí y los siento más que amigos.
La miré con cierta intensidad, conociéndola demasiado bien para saber que estaba teniendo una de esas batallas en las que pensaba demasiado en las cosas. Sin embargo, esperé a que dijera o mostrara alguna reacción.
»Hace un tiempo, Sar me preguntó por un nombre que susurré en una de las tantas pesadillas que solía tener durante las noches.
Me tensé, sabiendo muy bien por dónde iban los tiros.
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Dating Who
FanfictionAileen Parker estaba al tanto de que frases como «su toque me electrizaba» no tenía nada que ver con sentimientos apasionados, más que simple física y química. No pecaba de ignorancia sobre las mariposas que tantos adolescentes juraban sentir en sus...