4

9 0 0
                                    


Cinco años. Cinco malditos años han pasado desde aquel día en el tribunal, donde me condenaron a pudrirme en esta prisión. Y cada día desde entonces ha sido un recordatorio cruel de mi caída. Lo que una vez fui, lo que una vez soñé, ahora es motivo de burla para todos los miserables que habitan este lugar.

Mis antiguos secuaces, esos cobardes, se unieron a diversas pandillas en la prisión. Han encontrado su lugar, su seguridad, mientras yo sigo siendo el mismo cachorro diminuto que fui cuando me arrebataron el Daemon Ritus. Ellos se ríen de mí cada vez que paso, me patean como si fuera un juguete roto, y se deleitan en recordarme lo que fui y lo que ya no soy.

"¡Miren, ahí va el gran Scrappy Rex! ¡El temible monstruo!" se burlan, sus carcajadas resonando en los fríos muros de la prisión.

"¡Vaya, pensé que después de cinco años habrías crecido un poco más! ¿Qué pasó, Scrappy? ¿Te quedaste atrapado en el tiempo?"

Esas palabras me hieren más de lo que podrían imaginar. No sé por qué no he crecido como un perro normal, pero cada día que paso en este cuerpo pequeño es un tormento. Y así, cada vez que llega la hora de comer, me alejo de todos. Encuentro un rincón en la orilla del comedor, donde puedo estar solo, donde no tengo que enfrentar las miradas burlonas y las risas crueles. 


No hablo con nadie, ni siquiera con los guardias. Especialmente no con ellos.


Hay uno en particular, un guardia que tiene una venganza personal contra mí. Es uno de los hombres cuya alma estuvo atrapada en mi cuerpo durante mi transformación. Nunca olvidaré la primera vez que lo reconocí. Sus ojos ardían con un odio tan profundo que lo sentí en mi propia piel. Y cada vez que está de turno, se asegura de hacerme saber lo que sintió mientras estuvo atrapado dentro de mí.

"¿Sabes lo que se siente estar enjaulado en el cuerpo de un monstruo? Sin poder moverte, sin poder gritar, solo sentir el odio y el miedo de todos los que te rodean," me dice mientras me da una patada en el estómago, dejándome sin aliento.

Intento evitarlo, pero es imposible. Cada vez que lo veo, recuerdo lo que hice, y cada golpe suyo es un recordatorio de mi caída. No importa cuánto intente olvidarlo, él se asegura de que lo recuerde.

Y como si eso no fuera suficiente, cada maldito día aparece en la televisión la pandilla de Mistery Inc. resolviendo otro caso, atrapando a otro criminal. Y cuando los presos que han sido capturados por ellos los ven, se giran hacia mí con sonrisas llenas de desprecio.

"¿Cómo te va, Scrappy? ¿Disfrutando del espectáculo? ¡Mira, esos son tus grandes amigos, los que te vencieron y te dejaron aquí para pudrirte!"

Las palabras me perforan como cuchillos. No solo me traicionaron mis secuaces, sino que esos niños, esos malditos niños que arruinaron mis planes, siguen viviendo sus vidas como si nada hubiera pasado. Y aquí estoy yo, condenado, humillado, y burlado por todos a mi alrededor.Incluso Zarkos y N' Goo Tuana, los que estaban en los más altos rangos de mi operación, solo recibieron diez años de prisión. Diez malditos años. Ellos se ríen en mi cara, recordándome lo que dije cuando era Scrappy Rex.

"¡Yo seré el más grande de todos! ¡Nadie podrá detenerme!" repiten con burla, imitando mi voz con una caricatura ridícula.

"¿Y ahora qué? ¿Dónde está tu poder, Scrappy? ¡Eres solo un chucho pequeño y patético!" Y luego repiten mis palabras cuando perdí la transformación. "¡Malditos sean todos! ¡Lo pagarán!"Esas palabras, que una vez salieron de mi boca con tanta convicción, ahora me son devueltas como un eco cruel de mi fracaso. Cada día que pasa en esta prisión, mi odio crece más y más. 


Odio a los guardias, odio a mis antiguos secuaces, odio a Mistery Inc. Pero sobre todo, me odio a mí mismo por haber perdido todo.

Pero esto no es el final. Lo sé. Mi cuerpo no ha cambiado en estos cinco años, pero mi mente... mi mente ha evolucionado. Algún día, encontraré la forma de escapar de este lugar. Y cuando lo haga, me aseguraré de que todos aquellos que se han burlado de mí, todos aquellos que me han traicionado, paguen por lo que han hecho. Mi venganza será lenta, será dolorosa, y no dejaré a nadie con vida para contarlo.El gran Scrappy Rex puede haber caído, pero Scrappy-Doo sigue aquí, esperando su momento. Y cuando llegue, no habrá nadie que pueda detenerme.

VolveréWhere stories live. Discover now