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Desde los vestidores, con una sonrisa orgullosa, sentía cómo el poder fluía por cada fibra de su cuerpo recién transformado. Mis ojos, ahora enormes, se reflejaban en el espejo, enmarcando una figura que jamás había imaginado alcanzar con tan solo quinientas almas. Cerré mis puños y sentí la fuerza abrumadora recorriendo mis brazos. Levanté una de las sillas que había en la sala con facilidad, como si fuera una pluma.

"Esto es increíble", pensé, sintiendo el poder desbordarse. Si esto era solo una pequeña muestra de lo que podía hacer, me hacía imaginar hasta dónde podría llegar cuando alcanzara el verdadero potencial del Daemon Ritus. Un pensamiento fugaz me hizo esbozar una sonrisa aún más siniestra: **Zarkos** y **Daphne**. Ambos serían testigos de lo que podía hacer y de lo que realmente merecían recibir.

Noté que, entre todas las almas que ahora me pertenecían, el espíritu de **N' Goo Tuana** me había proporcionado algo extra. Podía sentir su furia y su fuerza, atrapadas, sumándose a la energía que corría en mis venas. Era como si cada nueva alma incrementara mi potencial de una forma distinta. Y vaya que se sentía... increíble.

"Pero aún quiero más", murmuré, recordando la primera vez que probé el Daemon Ritus. Aquello había sido solo un cinco por ciento de lo que logré absorber antes de que todo se viniera abajo. Ahora había duplicado esa cantidad de almas, y con esta forma... solo era el comienzo.

Alcé la vista hacia un cartel del evento. Esta noche, la arena se llenaría. Sería el momento perfecto. Una sonrisa amplia cruzó mi rostro mientras mis pensamientos se concentraban en el plan. "Esta noche... los dos serán míos".

VolveréWhere stories live. Discover now