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Han pasado solo unas semanas desde que descubrí el poder que tengo sobre Joe, y en ese corto tiempo, me he dado cuenta de algo interesante: su cuerpo se ha convertido en una especie de marioneta, sin voluntad propia. Joe va a donde le ordeno, dice exactamente lo que murmuro y, sorprendentemente, ha comenzado a traerme mejor comida y a alejarme de los presos más grandes.

Al principio, me sorprendió, pero luego de unos días de observación, noté que cuando Joe intenta alejarse demasiado de la prisión, simplemente se desmaya. Es como si su cuerpo perdiera toda vida, colapsando en el suelo como una muñeca rota. De hecho, en una ocasión, tuve que acercarme al punto donde se había desplomado para que volviera a levantarse. Fue entonces cuando comprendí que el cuerpo de Joe está bajo mi control, un efecto de la magia negra que el Daemon Ritus ofrecía.

Según las leyendas que he estudiado, si un alma que fue succionada logra escapar del cuerpo, puede ser absorbida nuevamente, siempre y cuando quien lo haya utilizado haya acumulado suficiente maldad para invocar la magia del Daemon Ritus. Eso explica por qué no pude hacer lo mismo con mis secuaces cuando se burlaron de mí o me patearon; no tenía el poder suficiente en ese momento.

El cuerpo de Joe, que una vez estuvo poseído por un monstruo, ahora es solo una marioneta que funciona únicamente cuando está a un kilómetro de mí. Deducí que lo mejor sería mantener el cuerpo de Joe cerca, tal vez en un armario o escondido cerca del exterior que da a mi celda, para asegurarme de que siempre esté bajo mi control.

Mientras tanto, comencé a analizar los museos donde el Daemon Ritus ha estado en exhibición. Además, he estado ordenando a Joe que consiga los nombres y direcciones de todas las víctimas que testificaron haber estado dentro de mi cuerpo durante mi transformación. Necesito saber a dónde ir y, por supuesto, he estado revisando los planos de la prisión.

Descubrí que el siguiente museo en el que se exhibirá el Daemon Ritus estará en el Museo Metropolitano de Historia en *Westbridge*, una ciudad cercana a donde estoy encerrado. Su llegada está prevista en tres años.

"Tengo tres años para prepararme", me digo, mientras una sonrisa se dibuja en mi rostro.

VolveréWhere stories live. Discover now