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El control total que tengo sobre Luis me hace sonreír. Mientras él camina hacia el cuarto de control, sigo observando cada detalle a través de mi visor. Lo veo desactivar las alarmas sin problemas. Le toma menos de dos minutos, y todo mientras yo, con mis herramientas en mano, empiezo a cortar el cristal que protege al Daemon Ritus.Cada movimiento es meticuloso, calculado. Los sonidos del corte son apenas audibles, disimulados por la lluvia y los truenos afuera. Mi emoción crece con cada segundo que pasa. Mis manos están firmes, pero mi corazón late con fuerza al sentir cómo el ardor en mi pecho aumenta. Es una señal... una que me dice que estoy cerca, muy cerca.Al final, logro hacer el agujero en el cristal. Veo las luces láser desaparecer, dándome vía libre para tomar lo que siempre ha sido mío. Miro el Daemon Ritus a través de la apertura y sonrío.—Hola, viejo amigo —susurro, mi voz apenas audible.El ardor en mi pecho es más fuerte que nunca, casi insoportable. El poder que emana de él me hace sentir eufórico. Alargo mi pata, lista para finalmente tocarlo otra vez.—Estás listo para volver conmigo —murmuro con una mezcla de emoción y satisfacción, saboreando el momento.Pero justo cuando mis dedos están a punto de rozar la superficie del Daemon Ritus, algo cambia. Escucho una voz detrás de mí, una que no es la de Luis.Mi corazón se congela por un instante, y mi mente se acelera tratando de entender qué está pasando. Me giro lentamente, y mis ojos se encuentran con alguien inesperado.—Mierda... —es todo lo que puedo decir.

VolveréWhere stories live. Discover now