El sol apenas empezaba a iluminar la ciudad cuando comenzó la parte más humillante de mi día. Me encontraba dentro del bolso de mano de una mujer, una de las personas que ahora finge ser mi dueña. Ella y su esposo se aseguraban de mantener la farsa cada vez que salíamos en público, obligándome a fingir ser un chihuahua o, peor aún, un juguete. Era ridículo. Hace veinte años medía casi diez metros de altura, era una fuerza temida, y ahora me encontraba reducido a esta patética fachada. Sin embargo, mantenía el objetivo claro: pronto obtendría una transformación mejorada, y todo este absurdo sería solo un mal recuerdo.
El trayecto hacia el museo fue incómodo. Dentro del bolso, escuchaba las conversaciones anodinas de las personas y veía pasar a la gente por las pequeñas aberturas de la bolsa. Observaba cada rostro que podía, buscando a alguien que hubiera estado atrapado dentro de mí en mi transformación anterior. Desafortunadamente, no encontré a ninguno. Aún así, observé a muchas personas que podrían servirme para futuros planes de absorción. La ciudad estaba repleta de almas útiles.
Sin embargo, lo que más me entusiasmaba era la idea de estar cerca del Daemon Ritus nuevamente. Según lo que había leído, si me encontraba lo suficientemente cerca de él, podría reabsorber a todos aquellos que ya habían estado dentro de mí, sin necesidad de perder más tiempo buscándolos. Cada segundo contaba, y el Daemon Ritus iba a ser mi clave para mejorar la transformación. Ya no habría fallos. Esta vez sería perfecto.
Al entrar al museo, tuve que soportar las miradas curiosas de la gente. Todos se reían al verme, pensando que era algo adorable. Mi pequeño tamaño les causaba ternura, una burla sutil a lo que realmente soy. Mientras me lanzaban risitas y comentarios estúpidos, me guardaba todo el rencor. **"Si supieran que soy un villano que ha sobrevivido décadas, destruyendo vidas y buscando el poder supremo"**, pensé, mientras mis "dueños" decían en voz alta mi nuevo y odioso nombre:
**"Flappy."**
**"¡Flappy!**. Odiaba ese nombre. ¿Quién pensó que sería buena idea llamarme así? Cada vez que lo escuchaba, me hervía la sangre. Pero fingí, como siempre, soporté la humillación. Lo importante era llegar hasta el Daemon Ritus.
Al entrar a la sección especial del museo, lo sentí. Esa sensación en el pecho... Era la misma que experimenté la primera vez que vi el Daemon Ritus en televisión, pero mucho más fuerte. Incluso, fue más intensa que la que sentí cuando logré que reabsorbiera a Joe. Mi corazón latía rápido y el ardor en mi pecho crecía a medida que nos acercábamos. Sabía que estaba cerca.
Le murmuré a mis "dueños" para que me llevaran a la sala especial. Ellos obedecieron, sin saber el verdadero propósito detrás de mis órdenes. Y ahí estaba, en una vitrina de cristal, majestuoso como siempre. El Daemon Ritus. **"Eres tú"**, susurré, sin poder creer que lo tenía tan cerca.
**"No puedo creerlo"**, agregué con los ojos fijos en esa pequeña pirámide dorada que tantas veces me había dado poder. **"Te extrañaba"**, dije con una mezcla de anhelo y emoción. **"Eres más hermoso de lo que recordaba."**
La conexión entre nosotros se intensificó con cada paso que dábamos hacia la vitrina. Sentía que mi pecho iba a estallar de energía pura. No había duda de que mi destino y el del Daemon Ritus estaban entrelazados. Cada fibra de mi ser vibraba con una promesa inquebrantable de poder.
Y mientras mis "dueños" paseaban inocentemente por la sala, yo solo pude pensar en una cosa: **"Pronto volveremos a estar juntos."**
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Volveré
FanfictionQué pasaría sí Scrappy Doo planeara vengarse de la vez en que Misterio S. A. frunció su plan y en esta ocasión él pueda hacer bien todo lo que hizo mal. Han pasado más de 20 años desde que Scrappy Doo se unió con el Daemon Ritus, un aparato con la...