Mientras observaba al guardia desde el cristal de la vitrina, todo lo que veía era mi propio reflejo. El hombre, sin embargo, parecía confundido, su ceño fruncido de molestia.
"¿Quién eres?" preguntó con una voz firme.
No pude evitar reírme, una risa que resonaba en el silencio del museo. "¿Quién soy?" repetí, mi tono burlón mientras me giraba para mirarlo, sin poder contener la carcajada. El guardia parecía más incómodo, sus ojos buscando respuestas. "¿Cómo... cómo entraste aquí?" balbuceó, intentando procesar lo que estaba viendo. "Eres un... perro."
Su duda solo alimentaba mi diversión. Mi risa se hizo más fuerte, más profunda, y cada carcajada encendía la sensación ardiente en mi pecho y mi pata derecha. "¿Un perro? ¿De verdad no tienes idea de lo que está ocurriendo?" Me deleitaba en su incertidumbre.
La preocupación del guardia aumentaba a medida que yo seguía riendo, su rostro palideciendo mientras soltaba insultos en su desesperación. "¿En serio te atreves a llamarme eso, a mí, tu futuro amo?" lo desafié, observando cómo sus preguntas se convertían en balbuceos incoherentes de duda y miedo.
"¿Quién eres realmente?" preguntó finalmente, su voz quebrada por la confusión.
Me acerqué un poco más, disfrutando de cada segundo de su desconcierto. "¿De verdad no me recuerdas? ...Luis." Me quité la máscara lentamente, dejando que mi rostro, marcado por el tiempo y el poder del Daemon Ritus, se revelara ante él.
El guardia dio un paso atrás, su respiración entrecortada mientras la realización golpeaba su memoria. "Scrappy..." murmuró, su voz apenas un susurro de incredulidad. "Pero... ¡tú deberías estar en prisión! ¿Cómo es que estás aquí?"
Mis risas reverberaron nuevamente, un eco que resonaba entre las paredes del museo. "Eso no importa ahora," respondí, acercándome más. "Lo que importa es que volverás a donde perteneces."
Con un movimiento calculado, levanté mi pata derecha. Sentí cómo el poder fluyó desde mi pecho, una corriente de energía que me conectaba directamente con Luis. "Este será mi nuevo y mejorado cuerpo," declaré con una voz cargada de poder y satisfacción. Y entonces, con un solo gesto, el alma de Luis se desprendió de su cuerpo.
El Daemon Ritus comenzó a brillar desde la vitrina, reaccionando a mi energía. Su parte superior se abrió lentamente, como si me estuviera esperando. Con una simple dirección de mi pata, el alma de Luis fue absorbida por el artefacto, sus gritos silenciados en un instante. El Daemon Ritus se cerró de nuevo, sellando su poder.
Me tomé un momento para disfrutar la sensación en mi pecho, un calor que ardía con cada alma que absorbía. "Ya es hora de trabajar, Luis," dije, con una sonrisa maliciosa mientras observaba el cuerpo vacío que había dejado atrás.
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Volveré
FanfictionQué pasaría sí Scrappy Doo planeara vengarse de la vez en que Misterio S. A. frunció su plan y en esta ocasión él pueda hacer bien todo lo que hizo mal. Han pasado más de 20 años desde que Scrappy Doo se unió con el Daemon Ritus, un aparato con la...