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Estoy en mi departamento, observando los planos del museo que cubren casi toda la pared frente a mí. La habitación está apenas iluminada por una lámpara, lo suficiente para que pueda repasar por milésima vez cada entrada, cada cámara, y cada guardia que patrulla esa maldita exhibición. Entre ellos hay uno que me interesa más que todos los demás: Luis. Otro de los que quedó atrapado en mi cuerpo durante mi transformación. No lo sabe aún, pero será el primero en caer.

A mi lado, sobre la mesa, hay una máscara de tela que me cubrirá el rostro. Un pequeño arsenal de herramientas está preparado: ganzúas, explosivos, todo lo necesario para hacer el trabajo. Afuera, la lluvia cae incesante, el sonido de los truenos reverbera a lo lejos, pero no hay viento. El ambiente es perfecto. La tormenta será mi aliada esta noche.

Estoy emocionado, casi no puedo contenerme. Me acerco a la foto del Daemon Ritus que tengo pegada en la pared, esa maldita pirámide que me cambió para siempre. "Tú y yo, volveremos a unirnos pronto", murmuro mientras paso una pata por la imagen.

Mi mente viaja a aquel día, hace tanto tiempo, cuando lo encontré por primera vez. Era justo después de que Mistery Inc. me expulsó como si no valiera nada. Los muy ingratos no apreciaron lo que hice por ellos, mi lealtad, mi potencial.

Recuerdo cómo estuve vagando por la carretera, pidiendo autostops, pero nadie se dignaba a detenerse. Mi maleta, más pesada con cada paso, me hacía detenerme a cada rato. Y luego empezó a llover, como ahora. Sin ningún refugio a la vista, acabé en una cueva oscura y profunda, donde el frío y la soledad parecían devorarme.

Me senté, temblando y empapado, gruñendo sobre todo lo que Mistery Inc. me había hecho. "No saben lo que valgo... no entienden mi poder", me repetía a mí mismo, mientras la rabia crecía en mi pecho.

Y fue entonces cuando la vi. Una luz, débil, pero lo bastante llamativa como para despertar mi curiosidad. Me levanté, con cautela, y avancé más profundo en la cueva. La luz me llevó a un conjunto de ruinas antiguas, esculpidas en las rocas, cubiertas de imágenes demoníacas que parecían observarme. Y ahí, en el centro de todo, estaba el Daemon Ritus.

No lo supe en ese momento, pero al tocarlo sentí una energía que me atravesó de inmediato. Era como si el aparato me estuviera eligiendo a mí. Mis patas temblaban, pero mi mente se llenó de poder. "¿Qué eres?" le pregunté en voz baja, pero no recibí palabras. Solo otra descarga de energía que me hizo caer de rodillas. "El Daemon Ritus", susurré sin entender del todo lo que significaba.

El recuerdo se desvanece y me encuentro de nuevo en mi departamento, observando la foto del Daemon Ritus. La lluvia sigue cayendo afuera, los relámpagos iluminan la habitación cada tanto."Ya es hora", murmuro, con una sonrisa que no puedo evitar. Mi corazón late con fuerza, la emoción de lo que está por suceder me llena de energía. "Ya es hora de que vuelvas conmigo".

Me coloco la máscara, tomo mi mochila, y salgo hacia la tormenta. Mi plan está en marcha.

VolveréWhere stories live. Discover now