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En los últimos tres años, que ya suman diecisiete desde que fui detenido, he sentido algo extraño en mi pecho. A veces, son como pulsaciones, una energía extraña que se manifiesta cuando escucho noticias relacionadas con el Daemon Ritus. Otras veces, sucede cuando Joe me ataca con su odio habitual. Es como si una conexión invisible me uniera a ese maldito artefacto, incluso después de todo este tiempo.

Una noche lluviosa, Joe se acercó a mí como siempre, con los puños cerrados y esa mirada llena de resentimiento. "¡Bastardo de mierda!" gruñó, levantando su mano para golpearme una vez más. El dolor recorrió mi cuerpo, pero esta vez, algo dentro de mí hizo clic. Sentí que ya no podía aguantar más. "¡Cállate!" le grité con furia, y en ese instante, una extraña energía comenzó a recorrer mi cuerpo.

Era una sensación maligna, oscura, similar a la que sentí la primera vez que me uní al Daemon Ritus. La televisión estaba encendida, mostrando un reportaje sobre cómo el artefacto estaba ahora en París. Mientras procesaba lo que estaba pasando, vi algo en la pantalla: el Daemon Ritus se abrió por un segundo, como respondiendo a mi energía.

Joe me miró, sorprendido por la intensidad de mi grito. "Déjame en paz," le dije con una voz que no parecía la mía. De repente, una fuerza salió de mi interior, un poder que no podía controlar, y golpeó a Joe con tal violencia que lo lanzó contra la pared. Lo siguiente que vi fue algo increíble: el alma de Joe salió de su cuerpo, como si fuera absorbida por una fuerza invisible.

Miré de nuevo la televisión y vi cómo el Daemon Ritus se cerraba lentamente. Luego, volví la vista hacia Joe, que ahora se veía... diferente. Su cuerpo estaba intacto, pero sus ojos estaban vacíos, sin vida, como si fuera un simple cascarón. "Levántate," le ordené, sin saber si respondería. Para mi sorpresa, Joe se levantó de inmediato, sin una palabra, como un robot obediente.

"Salta," le dije, y Joe, sin dudarlo, comenzó a saltar. Ver a ese hombre, que había pasado años atormentándome, ahora brincando como un muñeco, fue una mezcla de terror y diversión. No pude evitar soltar una risa maliciosa mientras él seguía obedeciendo mis órdenes.

Pero tras la risa, vino la incredulidad. ¿Qué demonios acababa de hacer? Había logrado que el alma de un hombre saliera de su cuerpo y fuera absorbida por el Daemon Ritus, que estaba a miles de kilómetros de distancia. Esto era mucho más de lo que jamás había imaginado.

Mi interés por investigar más sobre el Daemon Ritus se disparó. No podía dejar de pensar en lo que acababa de suceder. Había descubierto un nuevo poder, algo mucho más oscuro y peligroso de lo que había experimentado antes. Y ahora, más que nunca, tenía que entenderlo.

VolveréWhere stories live. Discover now