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Miré directamente a la cámara, sintiendo una mezcla de emoción y nervios recorriendo mi cuerpo.

—Esta es la primera vez en mucho tiempo que hago esto —comencé, mi voz resonando con firmeza en el amplio almacén—. Y estoy emocionado, porque la primera vez que usé el Daemon Ritus fue hace más de 20 años.

Las palabras fluyeron con naturalidad, como si estuviera hablando con un viejo amigo que había extrañado profundamente. La cámara grababa cada momento.

—También estoy nervioso —continué—, porque la vez anterior no me di la libertad de hacer pruebas como esta. No tenía el conocimiento suficiente sobre el artefacto, y cuando lo usé por primera vez... —hice una pausa, recordando el momento— me sorprendí. Mi panza creció a un tamaño que nunca imaginé, por no mencionar lo increíble que fue tener dedos y brazos, como los humanos.

Mis pequeñas patas se movieron instintivamente al recordar la sensación de tener un cuerpo más grande, más poderoso.

—Por eso esta vez me aseguré de investigar lo suficiente —dije, volviendo mi atención al Daemon Ritus—. En los últimos meses, he estado reuniendo cerca de diez mil almas. Es menos de la mitad de lo que absorbí la última vez, pero entre ellas está una muy especial... la de Fred Jones. —Una sonrisa astuta se dibujó en mi rostro—. Uno de los miembros de Mistery Inc., quienes frustraron mi plan. Y fue él quien, después de mi arresto, sostuvo el Daemon Ritus en una caja de seguridad.

Con cuidado, tomé el artefacto dorado, una pequeña pirámide, y lo miré con nostalgia. Había pasado tanto tiempo desde que lo sostuve por última vez. Sentí una conexión profunda con esa pequeña pieza de poder.

—Pienso hacer más pruebas, —dije, observando cada uno de sus detalles—. Tanto del tamaño que tendré cuando lo use como también de qué hacer si alguien intenta quitármelo. No cometeré los mismos errores de antes.

Sentí una ligera vibración en mi pecho, una cosquilla familiar.

—Es curioso... —comenté, mientras mis ojos no se apartaban del Daemon Ritus—. Desde que lo encontré, este pequeño ha estado enlazado conmigo. No puedo crecer, es cierto, pero siempre he tenido esa conexión con su energía. —Mi voz bajó un tono, casi como si estuviera confiándole un secreto a la cámara—. Cada vez que uso el enlace que tengo con él, o estoy cerca, mi pecho siente una cosquilla. Y, sinceramente, adoro esa sensación. Es una hermosa sensación de poder.

Una risa suave escapó de mis labios al pensar en el control que estaba a punto de recuperar.

—Además, el lugar está preparado —continué—. Las almas no podrán escapar, y he aprendido a retirarlo de mi cuerpo en el momento adecuado. Cuando lo haga... —la cámara apuntó hacia la piscina de plástico—, las almas se reunirán allí. El objetivo es llenarla, y quiero hacer lo mismo con 20 de ellas, asegurándome de que los miembros de Mistery Inc. estén entre esas almas.

Volví a mirar el Daemon Ritus, casi con cariño. Habían pasado dos décadas, y sabía que, esta vez, las cosas serían diferentes.

—Han pasado 20 años, viejo amigo —susurré, mientras me colocaba el artefacto en el pecho—. Y es hora de volver a estar juntos.

La sensación en mi pecho se intensificó al sentir cómo el Daemon Ritus se conectaba una vez más conmigo. Mi risa resonó en el almacén mientras la energía del artefacto comenzaba a fluir dentro de mí.

**"Es el comienzo de algo glorioso."**

VolveréWhere stories live. Discover now