Volveré

30

Después de ver el cartel de Zarkos, la emoción me invadió. Este sería el momento perfecto para vengarme del primer hombre que me traicionó. No pude evitar sonreír al pensar en lo que iba a hacer. Zarkos, ese maldito traidor, ni siquiera sabe lo que se le viene encima.

Decidí seguirlo. Primero, fui al lugar donde entrenaba. Utilicé al humano que tengo como marioneta, "Tom", para hacer el trabajo sucio. Al entrar al gimnasio, Tom simplemente mencionó que estaba interesado en ver las prácticas de Zarkos. Caminamos por el lugar, viendo cómo entrenaba, cada golpe, cada movimiento... me recordaba lo mucho que lo odiaba. Pero claro, tenía que mantener la fachada. Tom, con su voz suave, se despidió diciendo que era un gran fan de Zarkos. Pero en realidad, era yo quien hablaba, con cada palabra llena de desprecio. 

*Lo odio* —pensé—. *Va a pagar por todo*.

Durante los siguientes tres días, me dediqué a vigilarlo. Todos los días, Zarkos se levantaba temprano y se dirigía al gimnasio. Entrenaba duro, lo suficiente para que pareciera que aún le quedaban algunas batallas que ganar. Pero yo sabía que esas batallas estaban contadas. 

Después de entrenar, siempre se iba a un bar. Era su rutina, su ciclo repetitivo. Si ganaba o perdía en las luchas, siempre terminaba en el mismo lugar, ahogando sus emociones en alcohol, celebrando o lamentándose.

Y mientras lo observaba, comencé a trazar mi plan. Sabía que debía ser cuidadoso. No podía fallar. Quería que su caída fuera épica, que todo el mundo lo viera caer. Y así lo planeé. En la próxima gran pelea, cuando Zarkos se suba al ring, sería su última vez.