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Los 20 años exactos han pasado. He visto cómo el mundo ha cambiado, cómo la prisión ha sido testigo de todo, incluso del caos del Covid-19. Mientras otros presos se debilitaban, enfermaban o vivían en temor, yo simplemente observaba. Una de las pocas ventajas de estar fusionado con la magia del Daemon Ritus es que me volví inmune a los virus, incluso a uno tan poderoso como ese. Así que mientras otros se preocupaban por sobrevivir, yo me preparaba para este día, el día en que Joe finalmente me ayudaría a escapar.


La cocina es donde todo comienza. Entro solo y me dirijo por mi comida, ignorando las miradas curiosas de los demás presos. El tipo que sirve la comida me mira con desprecio, y antes de que pueda decir algo, ya sé lo que piensa.

"¿Pasa algo malo, enano?" me dice, con una sonrisa burlona.

"Tu comida es una basura," le respondo, mi voz goteando desdén.

El tipo se ríe, pero no dura mucho. Cuando se niega a darme más comida, le arrebato la bandeja y le lanzo todo en la cara. En un segundo, me subo a la mesa y comienzo a arrojar la comida, pateando bandejas y haciendo un verdadero caos. La cocina se convierte en un campo de batalla de comida, y los guardias no tardan en intervenir.

Pero es justo lo que esperaba. En el momento en que los guardias intentan detenerme, Joe aparece, abriendo una puerta que da a un pasillo estrecho. Sin perder un segundo, salto de la mesa y corro hacia la puerta, adentrándome en un laberinto de corredores que conduce a la lavandería.

Cuando llego a la lavandería, encuentro un carrito lleno de ropa sucia. Debajo de la pila de uniformes y sábanas están todas mis cosas, preparadas con antelación para este momento.

Joe, mientras tanto, se mueve con precisión, siguiendo mis órdenes. Activa varias alarmas en diferentes partes de la prisión, causando una oleada de caos. Los presos empiezan a salir de sus celdas, creando una distracción perfecta. Los ruidos de gritos y pasos resonando en los pasillos me dicen que es el momento.

"Ahora, Joe," murmuro, y él, como si estuviera programado, corre hacia la lavandería. Me recoge rápidamente y me lleva hacia un lugar especial: los estacionamientos. Allí, sube a un auto y, con un golpe de acelerador, arranca. Conduce directo hacia las puertas principales, que ahora están abiertas debido a que Joe saboteó los sistemas de seguridad.

El vehículo atraviesa las puertas con un estruendo, las alarmas suenan por todo el recinto, pero es demasiado tarde. Joe ha hecho su parte, y yo estoy fuera.

La fuga es total. Por fin, después de 20 años de preparación, he escapado. Y ahora, nada podrá detenerme.

VolveréWhere stories live. Discover now