Usando el cuerpo del profesor Ernesto, me acerqué a Vilma con una expresión amable.
—Realmente es admirable, señorita Dinkley. Verla interactuar con los niños y guiarlos... —dije con tono genuino—. Su dedicación a las ciencias es algo inspirador.
Vilma me miró y sonrió, visiblemente halagada.
—Las ciencias son mi pasión —dijo—. Ver a estos niños tan entusiasmados me recuerda por qué elegí este camino.
*Supongo que por eso fue tan fácil traerla aquí,* pensé mientras le devolvía la sonrisa.
Seguimos conversando un poco más, y yo mantenía la vista disimulada en mis secuaces, Zarkos, Titán y los otros luchadores, quienes estaban disfrazados como conserjes. Caminaban por el lugar, fingiendo limpiar mientras los pocos profesores que aún quedaban charlaban o terminaban de anotar las pertenencias de cada niño.
—Me gustaría preguntarle sobre su vida resolviendo misterios, Vilma. Me imagino que tiene un montón de anécdotas —le dije, manteniendo la conversación ligera.
Vilma soltó una pequeña risa, y negó con la cabeza.
—Por favor, no me lo recuerde —contestó—. Aunque es gracioso, mis amigos y yo estamos planeando reunirnos de nuevo muy pronto para resolver otro misterio.
Justo en ese momento, uno de mis secuaces entró cargando un bote de basura en el que había dejado instrucciones específicas. Al verlo, supe que ahí estaba mi verdadero cuerpo, bien oculto y listo para actuar. Era solo cuestión de tiempo.
—¿Y cómo le ha parecido este pequeño descanso de los misterios? —le pregunté.
—Era necesario, la verdad —respondió Vilma, algo pensativa—. Amo resolver misterios, pero a veces necesito espacio para mí. Es bueno tener tiempo para otras cosas.
—Es bueno saberlo, Vilma —dije con una sonrisa que apenas pude contener.
Apenas mis secuaces cerraron la puerta principal, vi cómo Vilma se dirigía a ella para salir. Alcancé a escucharla diciendo:
—Disculpen, pero creo que la puerta está cerrada.
Los otros profesores parecían distraídos en sus cosas, pero Vilma seguía insistiendo:
—Perdón, pero debo irme pronto; tengo un autobús que tomar en una hora.
Sin perder más tiempo, aparecí frente a ella, aún en el cuerpo de Ernesto, y en un tono bajo y amenazante, le dije:
—No vas a ninguna parte, Vilma.
Una carcajada oscura se escapó de mis labios mientras las cortinas se cerraban de golpe. Los profesores finalmente notaron el cambio de atmósfera, y el silencio se apoderó de la sala. Me aseguré de que nadie pudiera escapar antes de pronunciar, con una sonrisa siniestra:
—Nadie va a salir de aquí.
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Volveré
FanfictionQué pasaría sí Scrappy Doo planeara vengarse de la vez en que Misterio S. A. frunció su plan y en esta ocasión él pueda hacer bien todo lo que hizo mal. Han pasado más de 20 años desde que Scrappy Doo se unió con el Daemon Ritus, un aparato con la...