Cap. LXIV fantasma

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La mañana llegaba y con ella Valentina se despedía de su madre de mala gana, la rubia intentaba contener el enojo de su hija, justificando su accionar.
Valentina: no tienes que decir nada, siempre es lo mismo, soy como alma en pena escondida en las sombras - tomaba su maleta y subía al auto, la güera no podía evitar sentir un dolor en el pecho al ver a la niña que le robaba el aliento mal, su madre se acercaba a la ventana intentando apaciguar la situación.
May: mi vida solo es temporal, después de estos días nuestra vida va a cambiar - la menor miraba a la rubia con los ojos cristalinos aguantando las lágrimas.
Valentina: siempre es temporal, siempre prometes cosas que no puedes cumplir, eres igual que ella - una navaja al corazón hubiese sido menos mortal para la mujer de baja estatura.

En el vuelo Isabel se encontraba al lado de María y Joss, quienes se mostraban emocionados, pues hace mucho que no iban a Mérida, pero el joven que extrañaba en especial a su tía Gaby, pues casi no la veía,  Paloma decidió compartir haciendo con su madre, algo preocupada por su visita repentina, no entendía porque el cambio de su tía Isa y la urgencia de ir donde May estuviera, aunque tenía ligeras sospechas de su madre.

Paloma: se me hace muy raro que tía Isa se perdiera la visita a las cascadas por ir a Mérida - la morena sonreía victoriosa - ¿tuviste algo que ver ? - su madre se aguantaba la risa - es enserio mamá- se enfadaba con su madre.
Fer: ¿qué? ella dijo que las extrañaba, yo solamente le sugerí pasar nuestras dos últimas semanas de vacaciones con ellas - encogía los hombros y mordía sus labios de forma traviesa.
Paloma: Doña Fernanda es un monstruo - miraba a su madre con los ojos entre cerrados y algo de molestia.
Fer: un monstruo enamorado, que está perdiendo al amor de su vida y no pienso dejar que Ilse o nadie me la quite, no pienso perder a Mayte - la joven alzaba la ceja ya muy enfadada.
Paloma: May no es un objeto, es un ser pensante, ella decidirá con quien quedarse y tu mamá, tú tienes a Liliana, aunque te divorcies de papá, sigues andando con Liliana, May no es un juego o un trofeo de tu harem - se cruzaba de brazos rechazando el pensar de su madre.
Fer: estoy dispuesta a dejar todo por May, pero eso no quita que estoy dispuesta a matar a Ilse con mis propias manos y por su bien solo espero que solo la haya besado - su hija se resignaba, pues si de algo pecaba su madre era de ser terca.

El día transcurría con normalidad en la blanca Mérida, la güera había decido salir a despejarse, necesitaba dejar de pensar un poco en Valentina, últimamente sus pensamientos solo se enfocaban en ella, un golpe de realidad la invadió mientras manejaba por una de la avenidas de la ciudad en dirección al centro - ¿que demonios estas habiendo Ilse ? - se cuestionaba a ella misma - te estás metiendo con una niña por amor de Dios - el remordimiento llegaba a su ser - tiene 15, Olivos ¿qué estupidez estás haciendo? - caía en cuenta que Valentina apenas estaba descubriendo el mundo - tus hijos te van a despreciar, el mundo entero, estás arriesgando todo por una locura - se latigazos por sus acciones- tu madre se volverá loca si se entera que tú mujer es una niña , ¿mujer? - su mente divagó aquel día que hizo a la menor suya, pues para ser honestas solo una vez habían tenido intimidad en todo ese tiempo - mi mujer - su cuerpo se sentía envuelto en llamas y una idea descabellada transcurría por su mente.

En casa de la menor de las Lascurain, Mimi luchaba por calmar a May, pues las lágrimas no paraban desde la ligera discusión con su hija en la mañana, la tarde había caído y la mujer no tenía consuelo alguno.
Mimi: ya manita deja de llorar, me duele verte así - abrazaba a la rubia - dale tiempo, Vale esta resentida con todo, es normal.
May: pero tiene razón le he fallado demasiado Mimi - la culpa la invadía, aquella escena era interrumpida por Ivonne, quien decidió llevar a la menor a convivir con su madre antes de que lo inevitable ocurriese.

La rubia se soltó de su amiga y abrazó a su hija con fuerza, quien no se inmutó .
Ivonne: basta Valentina, estás siendo cruel con tu madre - reprendía a la joven con severidad al ver los desplantes que cometía en contra de la rubia.
Valentina : perdón - abrazaba a su madre, pero algo en ella era distinto.

La historia de un amor (Mayfer)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora