Cap. XXI quiero que me quiera, sin querer

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La vida sigue, a pesar del corazón roto de May seguía con su carrera, la amistad con Liliana nunca fue muy buena, sin duda no era su Fernanda, los roces eran evidentes aunque al calor del escenario intentaban llevar buena química, su círculos de amigos era cada vez más fuerte, Ivonne siendo su incondicional, aquella amiga que estaba para cada momento de alegría y aún más para los de crisis, simplemente la vida seguía.

Por otro lado después de poco más de un año de aquel matrimonio llegaba al mundo la pequeña María, la primogénita de la pareja aunque su llegada tuvo el efecto contrario, en gran parte el corazón resignado de Fer no ayudaba mucho y los descuidos de Héctor desde la llegada de María, las malas noches, el inocente llanto y la falta de atención marital de su esposa tenían al hombre en constantes detonaciones de frustración, todo el entorno más las inseguridades en su cuerpo habían detonado en la mujer una depresión pos parto.

Héctor: Porfavor Fernanda son la una de la mañana - la pequeña María lloraba, ante esto el hombre que alguna vez fue dulce y tierno la movía con brusquedad intentando despertarla, - haz algo - exigía sin importar que desde hace un mes está no dormía, - párate ya - la empujó haciéndola caer de la cama.
Fer: Mijo tranquilo, ya voy - se levantaba del suelo, al dar la espalda a su esposo las lágrimas cayeron por su mejilla,- ven aquí mi amor - tomó a María en sus brazos, - que tienes muñeca - el olor delataba la situación, - ya veo, tenemos el pañalito sucio - tomó a la pequeña con una gran delicadeza y es que a pesar de ser mamá primeriza la falta de apoyo hacia ya fuera una experta en la materia en tan solo un mes, - listo princesa - la pequeña empezó a succionar su manito, - hmmm, ya veo, ya haz deshabitado la pansita y ahora la quieres llenar - tomó a María en sus brazos y sentada a la orilla de la cama deslizó su bata dejando visible aquella fuente de alimento, la pequeña por instinto buscó hasta encontrar su objetivo.

La mañana rosaba en rostro de la cansada mujer, su esposo como un día más ya estaba en la cocina tomando el desayuno, se acercó a la cuna de la pequeña y la tomó en brazos bajando hasta el lugar donde se encontraba Héctor.
Fer: buenos días Mijo - lo saludo para después con una voz infantil y dulce tomar la manita de María- bueno días papá - el hombre solo volteo los ojos - Héctor, ¿por qué la tratas así ? - las lágrimas la traicionaron, - parece que no la quieres, podría jurar que la odias.
Héctor: mija es muy temprano para que estés con tus dramas y numeritos, simplemente se me hizo ridículo y ya, pero como a ti nada te parece mejor me voy al consultorio.

Tras la despedida de su esposo y el hartazgo de estar siempre encerrada desde que se embarazó, Fernanda decidió preparar la pañalera, mientras marcaba por teléfono a la única amiga que sentía cercana desde que se volvió mamá y no es que el resto no la quisieran pero, desde su embarazo sus planes y estilos de vida ya no encajaban, a excepción de Ivonne ella si de plano no la toleraba, bien dicen que mi amiga podrá perdonar al innombrable pero yo no, pues esa era Ivonne.

Fer:¿bueno? - alguien atendió la llama, - ¿Isabel? - metía unos pañales a la bolso.
Isa: si negrita dime - Fernanda colocaba las Toallitas húmedas y tres cambios de ropa para la pequeña y uno para ella.
Fer: ¿estás ocupada hoy? - cargaba a la pequeña María con el teléfono sostenido con el hombro.
Isa: no negrita, ¿por qué ? - Fernanda estaba terminando de cambiar a María.
Fer: será que María y yo te podamos ir a visitar.
Isa: claro que si mi negrita, que emoción, tu tráela.

En menos de una hora la rizada se encontraba con la pequeña en brazos en puerta de la castaña, tocó la puerta siendo recibida por Isabel quien no dudo en acelerar a la infante en sus brazos.

Fer: no lo sé Mila, desde que nació María todo en el está mal - bebía un poco de jugo, - la trata como si la odiara - la castaña al escuchar lo decía su amiga no pudo evitar escupir su café.
Isa: Fer no crees que estás exagerando - recuperó la compostura mirando fijamente a su amiga.
Fer : no Mila - lloraba - ya no puedo con esta situación me quiero divorciar - la rubia llegaba a casa de su hermana y sin querer escuchar todo lo que la morena decía, ambas cruzaron miradas - May -pronunció el susurro.

La tarde caía y aunque Fernanda no quisiera admitirlo, no quería que llegara la noche, no quería volver con Héctor y la estadía en casa de Isa era placentera, sin contar que pese el dolor que le causaba a Mayte la idea de que su amada tuviera una hija con otro la pequeña María le robo el corazón.

May: Fer - esta la miró, no pudo evitar sentir un toque que llenaba su pecho - escuchar todo lo que le decías a Isa - la morena, agachaba la cabeza, - lo que necesites cuenta conmigo.
Fer : Te necesito a ti-tomaba la mano de la rubia y le acomodaba el cabello atrás de la oreja, las miradas eran cada vez más intensas, hasta que una voz las sacó de su trance y las hizo regresar a su realidad.

Héctor: Mija ya vámonos, hola May no te había visto - saludo a esta y al voltearse la rubia todo los ojos, la pequeña María empezó a llorar - ya vas a empezar jovencita, regañó a la pequeña entre burlas con un ligero tono de fastidio.
May: Héctor yo comprendo que esto no es fácil, pero no te gustaría que Fer pase unos días conmigo, así tú tienes paz y ella ayuda - Fernanda casi se ahoga al escuchar la propuesta, mientras que Héctor tenía una sonrisa de oreja a oreja.
Héctor: Mija, yo creo que es buena propuesta, necesitas ayuda con María y yo no te la puedo dar, al contrario nos la pasamos discutiendo - intentaba que su esposa aceptara la propuesta que estaba más que aceptada desde un inicio.
Fer: pero May - el hombre la interrumpió.
Héctor: pero nada mija, al rato te alcanzo las cosas a casa de May.

La noche cayó y ya en la residencia de la rubia, por primera vez en semanas la morena podía darse un baño placentero, al salir de la ducha con una toalla que cubría su piel May quedó estancada, la vista era única.
La pequeña María al sentir a su madre tomó su manita y empezó a devorarla en desesperación.
May:creo que alguien sabe que es hora de comer - la morena se sentó en la cama de May y destapó su ceno, May no pudo evitar tragar saliva al ver esa piel morena adorada de gotas de rocío y verlas escurrir por sus caminos la ponían nerviosa, la envidia era nada comparado con lo que la mujer sentía en ese momento por las gotas.
Fer: Gracias May - dijo mientras tomaba la mano de la rubia para colocársela en la mejilla.
La pequeña sacio su hambre, dejándola en el arrullo que horas antes su esposo había llevado la pequeña María descansaba.
May: es muy bonita - miraba a María con mucho cariño.
Fer: lo sé, gracias por quererla - May miro a la morena.
May: con el simple hecho que sea tuya basta para quererla, además es imposible que tengamos un hijo que lleve la sangre de ambas - un par de lágrimas recorrieron el rostro de la rubio - además mis óvulos son infertiles, nunca podré ser mamá.

( Flashback)

May: Doctor entonces nunca podré ser madre - lloraba mientras Ivonne la sostenía - pero no hay algún tratamiento - en negación insistía al médico.
Dr: no May, lamentablemente tus óvulos son infertiles, no hay un tratamiento, son como un cascarón sin vida - al escuchar esas palabras se aferro a la pelinegra.
Ivonne: May, mírame aquí estoy.

(Fin del flashback)

Fer: no sabía - abrazo a la rubia - ella es tuya al igual que yo, mi hija será tu hija, ¿quieres ser su madrina?
May: Fer, estás hablando enserio - la morena asintió - claro que quiero - dijo emocionada, un fuerte abrazo que rompió la barrera, esa maldita barrera que Dios, sin límite era un peligro.
Fer: May - la beso apasionadamente y es que se habían vuelto a encontrar sus ganas entre sus tonterías - buscándote se me pasa el tiempo, mirarte me hace fallar en el intento, pensándote no me puedo controlar - y es que se juntó el hambre con las ganas de comer, el hielo se rompió se derritió por la piel de ambas, no falta decir que ni un solo centímetro quedó sin barrer.
May: Fer - la miro a los ojos - si yo te contara que quiero todo y más si es contigo, eres mi vida, lo que sentimos no es una mentira, estoy dispuesta a todo por no perderte, quiero que me quieras sin querer.

Mis Mayferitos seguimos trabajando desde el hospital hasta sus ojitos, los amo

La historia de un amor (Mayfer)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora