Pov Natalia
—Bueno, ¿empezamos el recorrido o qué? —pregunté minutos después, mirando a Sarah. Ella me dedicó una sonrisa cálida y asintió con entusiasmo.
—Sí, vamos —dijo, iniciando la caminata. Mientras avanzábamos por los pasillos modernos y bien iluminados, la conversación fluía de manera relajada, tocando temas triviales y compartiendo risas.
Recorrimos varias áreas de trabajo, observando un ambiente de compañerismo y armonía entre los empleados. El espacio estaba lleno de energía positiva, y el trabajo en equipo era evidente. Al llegar a una sección, Sarah mencionó que alguien estaba retrasado.
—Sarah —dijo un joven, acercándose con la respiración agitada—. Disculpame, había mucho tráfico. No volverá a pasar.
Sarah lo miró con una sonrisa que parecía esconder algo más, casi como si le estuviera enviando señales discretas.
—Esteban, tranquilo, a mí también me agarró el tráfico —dijo, luego se volvió hacia mí—. Nat, te presento a Esteban. Esteban López es uno de los chicos que contrató Agustín. Esteban, ella es Natalia, nuestra jefa.
El chico me ofreció la mano con una sonrisa algo nerviosa, y yo la estreché con firmeza.
—Es un gusto —dije, intentando sonar cordial—. Anda a tu área de trabajo, por favor, y trata de ser más puntual.
Esteban asintió rápidamente, le lanzó una última mirada a Sarah y se alejó, mientras ella lo observaba con una mezcla de ternura y complicidad.
—Podrías disimular un poco, ¿no te parece? —comenté con una sonrisa ladeada, notando cómo el rubor se apoderaba de su rostro.
—¿De qué hablas? —preguntó, intentando aparentar inocencia—. Vamos, te muestro la oficina que usarían Agustín y vos durante las visitas —dijo, comenzando a caminar con pasos rápidos, como si quisiera dejar atrás la conversación.
La seguí hasta el ascensor, y subimos al quinto piso. Entramos en una oficina grande, decorada con cuadros de paisajes serenos, fotos nuestras en eventos importantes, algunas plantas frescas, una pequeña biblioteca, sillones negros elegantes y una mesa con una cuidada selección de licores y whisky.
—¿Esto fue idea de Agustín? —pregunté, señalando la mesa de licores.
—Sí —respondió Sarah, con un tono lacónico que sugería que no estaba del todo convencida de la elección.
—¿Me vas a contar qué pasa entre vos y ese chico? —dije, acomodandome en uno de los sillones con una mirada inquisitiva. Ella me miró sorprendida—. Ay, Sarah, te conozco demasiado bien. Ni bien apareció, me di cuenta de que algo estabas escondiendo.
Sarah se sentó a mi lado, mirando al vacío, claramente perdida en sus pensamientos.
—Él y yo nos estuvimos conociendo y seguimos haciéndolo —dijo, sin mucha convicción. La duda en su voz era notable.
—No me molesta, es tu vida, pero a Agustín podría incomodarle que mezcles lo personal con lo laboral, ya sabes como es. Por eso Alisson ya no trabaja para nosotros —dije mientras revisaba mi celular.
—Bueno, tampoco debería importarle lo que haga en mi vida personal —replicó Sarah—. ¿Queres que salgamos a cenar esta noche?
—Me encantaría, pero tengo cosas que terminar para mañana. Salí con Esteban; los próximos días van a estar colapsados de trabajo —dije sonriendo—. Ahora, si no te importa, quiero trabajar.
Así pasamos la mañana y parte de la tarde trabajando intensamente, revisando cada detalle para asegurar que todo estuviera listo para el día siguiente. Sarah se fue un poco más temprano para prepararse para su cita, y yo decidí continuar con los chequeos en el departamento que habíamos comprado para nuestras visitas a Nueva York.
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Lazos de Sangre
Science FictionEn esta historia se vera lo que es capaz de hacer una persona por rencor, venganza y por desamor. Natalia y Agustín son 2 hermanos que buscan vivir de lo que les apasiona hasta que empiezan a pasar sucesos de por medio que los van frena, Natalia per...