Capitulo 1

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Estación policial, presente
6:30 a.m.

—¿Ya estás un poco más tranquila? —preguntó el oficial, dándole un vaso de agua a la chica que miraba al vacío, completamente desorientada.

—Solo quiero irme a casa, por favor —respondió Natalia, tomando el vaso con manos temblorosas. La angustia se reflejaba en su rostro.

—Necesitamos que declares lo que pasó para poder ayudarte —dijo la fiscal, que también era la madre de Natalia. Su preocupación era evidente.

—¿Qué quieren que diga? ¿Que no soy una asesina? ¿Que cuando llegó la ambulancia yo solo estaba intentando detener la hemorragia y por eso mis huellas estaban en el cuerpo? Por favor, Helena, me conoces mejor que nadie. ¿De verdad me ves capaz de hacerle daño a alguien? —explicó Natalia, su voz cargada de desesperación, justo antes de que alguien tocara la puerta.

—Buenos días, lamento interrumpir, pero me gustaría hablar con mi cliente a solas —dijo la abogada. La fiscal y el oficial asintieron y salieron de la sala—. ¿Cómo estás, Natalia? Sé que todo esto te tiene confundida y, hasta apostaría, enojada, pero necesito que me expliques los sucesos para poder ayudarte.

—Estábamos bien hasta que...

Seis meses antes

Pov Natalia:

Hoy iba a ser un día bastante movido. Me desperté temprano para ir a la discográfica, ya que esta semana tendríamos muchas entrevistas, reuniones para renovar contratos y la llegada de nuevos artistas. Traté de salir de la cama sin hacer ruido para no despertar a mi esposa; ella no solía levantarse temprano a menos que tuviera cosas que hacer.

Me metí a la ducha, y luego fui a la cocina. Preparé un café con tostadas y me senté a comer en silencio mientras miraba un punto fijo de la habitación, sumergida en mis pensamientos sobre todo lo que debía hacer. Sentí unos brazos pasar por encima de mis hombros, abrazando mi cuello, y me devolvieron a la realidad.

—Buenos días, amor —dijo Paula, dándome un beso en la cabeza y apoyando su mentón en mi hombro—. ¿Ya te vas?

—Sí, mi amor, en un rato. Qué raro es verte despierta tan temprano —dije, apoyando mis manos sobre los brazos que me abrazaban.

—No te emociones, solo me levanté para ir al baño y a ver si ya te habías ido —sonrió y, antes de regresar a la cama, me dio un beso en la mejilla.

Nuestra relación había sido uno de los pocos regalos que la vida me había dado. La llegada de Paula fue tan inesperada como necesaria. Después de dos años de matrimonio, me seguía pareciendo un sueño. Todos sabían que soy una persona sumamente fría y seria, pero todo cambió gracias a ella. Había estado trabajando en controlar mis impulsos, mis ataques de ansiedad y demostrar que tenía emociones humanas. Paula llegó a confirmar que no siempre iba a ser un bloque de hielo ambulante. Cuando la conocí, tenía 20 años y estaba empezando con mi discográfica.

Flashback de cinco años atrás

Me encontraba en una cafetería con Neithan, Sarah y James. Ellos se habían ofrecido a ayudarme a planificar algunos eventos, diseñar la ropa para la inauguración de la discográfica, y, si todo salía bien, trasladar la marca de ropa a una fábrica dedicada exclusivamente a su fabricación.

—Yo opino que estaría bien que la ropa no sea de colores demasiado llamativos. Es decir, para que a la gente le guste y pueda combinarla con su ropa diaria —dijo Neithan.

—Sí, pero si la ropa es demasiado neutra, podría no atraer. Estamos en pleno 2018, a la gente le gusta experimentar con sus estilos —dijo James, mirándome—. Nat, ¿estás escuchando?

Lazos de SangreDonde viven las historias. Descúbrelo ahora