Pov Natalia
Después del quilombo que armó Esteban, la casa quedó en un silencio raro, como si todos necesitaran un respiro para digerir la noche. Había caras largas, gestos cansados, pero a la vez se respiraba cierto alivio, como si, al estar juntos, todo se sintiera un poco menos pesado. Entre miradas cómplices y suspiros, el grupo se fue reacomodando, buscando aferrarse a esa amistad que siempre había sido refugio.
—Deberíamos irnos —comentó Mitch, lanzando una mirada de duda a Jason, aunque su tono decía otra cosa.
—No hace falta —respondí, notando que todos se veían tan cansados como agradecidos de estar juntos—. Pueden quedarse; todos tomaron alcohol, y mejor que nadie ande en la calle ahora.
—James duerme conmigo —declaró Scarlett con una decisión que no admitía objeción.
—Y nosotras dormimos con Natalia, como siempre —saltó Sarah, que no dejaba pasar oportunidad de reafirmar su posición. Su tono tenía algo de alivio, y yo también sentía que era la mejor idea; después de una noche así, nadie tenía que pasarla sola.
En ese momento, Neithan, medio en broma, murmuró: —Mitchelle, si queres, podes dormir conmigo.
Jason lo miró con cara de pocos amigos y, cruzándose de brazos, sentenció: —Mi melliza duerme conmigo —como si eso fuera suficiente para cerrar el tema.
Mi hermano, que no pierde la oportunidad de meter un chiste, se encogió de hombros: —Entonces, ¿me toca dormir con Neithan? —lo dijo con un tono tan serio que no pude contener la risa.
Les pedí que, si se levantaban temprano, no hicieran ruido, y antes de que alguien pudiera responder, me levanté del sillón y tomé la mano de Luna, sintiendo su agarre firme, como si también buscara refugio en nuestra conexión. Caminamos juntas, y aunque no necesitábamos palabras, cada paso a su lado calmaba un poco la agitación que todavía sentía.
En mi habitación, nos cambiamos a algo más cómodo. Me acosté en la cama, y al poco tiempo, Luna se deslizó a mi lado, pasando sus brazos suavemente alrededor de mi cintura. Noté que su mirada me observaba con un toque de preocupación.
Les pedí que, si se levantaban temprano, no hicieran ruido, y antes de que alguien pudiera responder, me levanté del sillón y tomé la mano de Luna, sintiendo su agarre firme, como si también buscara refugio en nuestra conexión. Caminamos juntas, y aunque no necesitábamos palabras, cada paso a su lado calmaba un poco la agitación que todavía sentía.
—¿Tengo algo en la cara? —pregunté con una sonrisa, tratando de aflojar la tensión, pero no respondió.—¿Lu?
—¿En serio ibas a dejar que te disparara? —preguntó con un tono que mezclaba bronca y miedo, sin sacarme los ojos de encima.
Suspiré y llevé una mano a su mejilla, acariciándola. —¿Y que queres que haga, Lu? Si eso hubiera frenado toda esta mierda... capaz sí. Ya me tiene harta ver a todos los que quiero en riesgo por mi culpa.
—No digas boludeces —me soltó con un tono firme, y sus ojos se llenaron de una preocupación tan intensa que me dolió—. ¿Qué haría yo si te pasa algo?
—Probablemente seguir tu vida con Joaquín, y ahí tendría una excusa para tirarte de los pies cada vez que duermas con él —le dije, tratando de aligerar el ambiente con una sonrisa, pero Luna no se rió ni un poco. Me miró fijo, seria, y entendí que el chiste no había pegado—. Uy, qué humor —murmuré, todavía tratando de hacerla sonreír.
—Sabes que no quiero un futuro con él —dijo, apoyando su frente contra la mía, y de repente todo en su mirada me pareció más serio, más profundo. Mientras mis dedos seguían trazando círculos suaves en su mejilla, sentí el peso de sus palabras. No necesitaba aclararlo más.
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Lazos de Sangre
Science FictionEn esta historia se vera lo que es capaz de hacer una persona por rencor, venganza y por desamor. Natalia y Agustín son 2 hermanos que buscan vivir de lo que les apasiona hasta que empiezan a pasar sucesos de por medio que los van frena, Natalia per...