Capitulo 19

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Pov Agustin

—Tenemos que hacer algo con Natalia, está devastada —comentó James, dejando caer su peso en uno de los sillones, con la preocupación grabada en su rostro.

—Qué genio sos. Acaba de morir su esposa, ¿de verdad esperabas que estuviera saltando de alegría? —respondió Luna, cruzando los brazos con frustración.

—Además, ella dijo que quiere estar sola —añadió Sarah, mirando por la ventana, como si buscara respuestas en el vacío. —Cuando dice eso, lo dice en serio.

—Pero no podemos dejarla así —intervino Neithan, una tensión bastante densa se instalo entre todos, el silencio se volvía pesado.

—Voy a verla —dijo de repente mi madre, como un rayo en medio de la tormenta. Su tono era firme, pero la tristeza se filtraba en cada palabra. —Ella está enojada conmigo, pero siempre será mi niña.

Mi mente era un torbellino; cada conversación con mi hermana, sobre lo que sentia por Paula y lo feliz que la hacia me empezaban a desagarrar. Ver a mi hermana así me hacía pedazos. Desde que nació, me prometí cuidarla, pero en momentos como este, ¿qué se hace? Las palabras se me atragantaban y la impotencia me envolvía como una sombra opresiva.

—Quizás deberíamos prepararle algo —sugirió Sarah, rompiendo el silencio. —Una comida que le recuerde buenos tiempos.

—No sé si eso ayude —murmuré, pero la idea empezaba a germinar en mi mente, como una pequeña luz en la oscuridad. Un gesto, por pequeño que fuera, podría recordarle que no estaba sola.

—Yo tampoco creo que sirva.— Añadió James 

Luna se inclinó hacia adelante, sus ojos brillaban con una mezcla de determinación y tristeza. —Lo que Natalia necesita es sentir que estamos aquí, que su dolor no es solo suyo. No sé ustedes, pero yo nunca la dejé sola... y ahora no va a ser la excepción. —Su voz se quebró un poco, como si estuviera recordando algo doloroso, pero rápidamente recuperó el tono firme—. Natalia siempre estuvo para nosotros, en los momentos más difíciles, incluso cuando tenía sus propios problemas. Así que apoyo la idea de Sarah, pero no hagamos una comida como si estuviéramos celebrando. Que sea un símbolo de lo que somos: su familia, su refugio.

Las palabras de Luna golpearon en lo más profundo de mí. Tenía razón. Natalia siempre había sido el pilar que sostenía a todos. Cuando Sarah perdió a su hermano, Natalia fue la primera en estar a su lado. Cuando James se quedó sin hogar por un tiempo, fue ella quien insistió en abrirle las puertas de su casa, sin dudarlo ni un segundo o cuando ella era la única que se dio cuenta que a Neithan le hacían bullying en el colegio y lo integro a nuestro grupo. Ella nos había reunido tantas veces, pero ahora era ella quien se estaba rompiendo.

La duda me carcomía, como si una sombra envolviera cada pensamiento. ¿Qué pasaba si simplemente estar presentes no era suficiente? El silencio que nos rodeaba era opresivo, como una tormenta a punto de estallar, pero nadie se atrevía a decirlo en voz alta.

Mamá había subido a verla, mientras Natalia se había encerrado en el baño para ducharse. Sabía lo que eso significaba. Desde pequeña, me había contado que el agua se llevaba sus penas, como si pudiera purificar sus emociones. Pero esta vez... ¿cómo iba a arrastrar el peso de tanto dolor?

—Lo de la comida tampoco suena mal —comentó Neithan, rompiendo el silencio de forma vacilante—. Estuvo fuera de casa varios días, y todos sabemos que la comida de la cárcel es horrible. Algo familiar podría ayudar.

—Hagamos un asado —sugirió Sarah con su voz suave, pero decidida. Ella y Natalia siempre compartieron el amor por esos momentos en familia—. Sabemos cuánto le gustan las parrilladas. No va a curarla, pero tal vez la distraiga, la haga sentir, aunque sea por un instante, que las cosas pueden volver a ser como antes.

Lazos de SangreDonde viven las historias. Descúbrelo ahora