Capitulo 31

93 7 0
                                    

Pov Natalia

El ambiente había estado tenso desde que ese tal Joaquín se presentó conmigo. Admito que fui muy fría, pero tenía mis razones. Varios de nuestros artistas ganaron premios y todos accedieron a ir a nuestra fiesta. Así que, cuando terminó el evento, les mandé la ubicación a todos. Esta vez, mi hermano se fue con los chicos en la camioneta de seguridad, mientras que James decidió ir conmigo en el auto.

—No te cae bien, ¿no es cierto? —preguntó de repente, justo cuando frenamos en un semáforo, sus dedos tamborileando en el volante, en ese gesto suyo tan característico.

—¿Quién? —respondí, aunque sabía perfectamente de quién hablaba. James y yo nos entendíamos con miradas, pero a veces prefería jugar al despiste, por puro entretenimiento.

—Joaquín. Hoy Agustín se fue y vos fuiste bastante cortante con él —añadió, mirándome de reojo, como si supiera que estaba probando mis límites.

—James, si me conocieras bien, sabrías que a mí no me cae bien ni mi mamá —respondí con una sonrisa sarcástica—. Pero si tanto te interesa, me pareció demasiado confiado. No tiene idea de lo que algunas personas son capaces de hacer.

Su mirada se intensificó por un segundo, como si quisiera leer algo más en mis palabras.

—¿Es por eso o porque es el novio de Luna? —Su pregunta me tomó por sorpresa, aunque en el fondo sabía que estaba yendo a algún lado con esto.

Lo miré de reojo, intentando descifrar si había algo más detrás de sus palabras, pero su rostro estaba calmado, demasiado.

—Siento que ustedes saben algo que yo no... Agustín también insinuó algo parecido. Y no, no me molesta que sea el novio de Luna. Me molestaría si la metiera en cosas raras, si la tratara mal o se aprovechara de ella. Eso sí me haría saltar. Pero lo que ella haga en su cama es tema suyo.

James soltó una risa suave, como si yo hubiera dicho algo obvio. Pero el modo en que su mandíbula se tensó me decía que él sabía más de lo que estaba dispuesto a contar.

—Debería tatuarle a Luna en la frente, la verdad... —murmuró, más para sí mismo que para mí.

Justo llegábamos a la fiesta. Cuando estaba por bajar, lo frené, poniéndole una mano en el brazo. Sentí cómo se tensaba bajo mi toque, pero no dijo nada.

—Decímelo, buen hombre. No te hagas el misterioso conmigo —le pedí, usando un tono juguetón pero con cierta seriedad—. De acá no te escapás.

Traté las puertas del auto, sabiendo que ese pequeño gesto lo descolocaría. Sonreí al ver su expresión sorprendida.

—¿Querés otro beso? ¿Por eso me encerrás? —bromeó, haciéndose el gracioso, como siempre, aunque noté una chispa de algo más en su mirada.

Me reí por su comentario y lo miré, arqueando una ceja, sabiendo que solo intentaba cambiar de tema.

—¿Otro beso? —dije en tono burlón—. ¿Qué tan fácil creés que soy, James?

El solo sonrió, pero yo veía cómo trataba de escabullirse de la conversación seria. Suspiré, dejando pasar su broma y volviendo a lo importante.

—Dejá de hacerte el gracioso —le dije, todavía sonriendo—. Hablando en serio, ¿por qué todos están tan atentos a lo que hace Joaquín con Luna? Algo no me están contando.

James apoyó la cabeza en el asiento y me miró con esos ojos que siempre parecían calcular sus palabras con cuidado, como si estuviera debatiendo internamente si contarme o no. Sabía que al final lo haría, siempre lo hacía. Le gustaba alargar esos momentos, disfrutar de su ventaja.

Lazos de SangreDonde viven las historias. Descúbrelo ahora