Capitulo 42

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Pov Natalia

Se hizo un silencio pesado en la cocina. Todos estábamos procesando la locura en la que nos íbamos a meter. La idea de usar a Scarlett como mi doble no era nueva, desde chicas nos confundían. Los abuelos siempre nos decían que éramos "igualitas", teníamos la misma mirada intensa, la misma onda... pero, ¿confiar en que eso alcanzara ahora? Pasaron 15 años desde entonces, y me daba cagazo que algo saliera mal.

—¿Scarlett? —preguntó James, levantando una ceja.

—Sí, la hija de mi tío Simón —le expliqué, mientras me cruzaba de brazos.

Sarah, que no tenía ni idea, frunció el ceño.

—¿Simón tuvo una hija? —preguntó, sorprendida, y yo asentí. Si algo era cierto en mi familia, era que había más secretos que en una novela de la tarde.

Luna, siempre lista para tirar ideas locas, fue la que salió al cruce:

—Mira, no digo que sea fácil, pero si preparamos bien a Scarlett, puede ser la distracción perfecta. Héctor no se lo esperaría ni en pedo, jamás pensaría que hay alguien que se parece tanto a vos.

La idea me caía como una patada en el estómago. Ponerla en riesgo no me gustaba nada.

—No quiero meterla en esto —dije firme. Scarlett es familia, y pensar en exponerla a Héctor, ese hijo de puta, me hervía la sangre.

James intentó calmar las aguas, con ese tono de "todo va a salir bien" que solía usar.

—Nat, sería solo para distraerlo. Te prometo que no la vamos a dejar sola ni un minuto, vamos a estar encima de ella.

Resoplé. Seguía sin cerrarme.

—¿Y cuál es el plan? —pregunté, con los brazos cruzados, esperando escuchar algo más sólido.

—Helena nos dijo que la carga de Héctor llega en unos días, en un estacionamiento de camiones. Scarlett lo distraería, mientras nosotros revisamos qué carajo está pasando para saber como actuar —explicó Luna, como si ya lo hubiera armado en su cabeza.

Negué con la cabeza, la sola idea de Scarlett cerca de ese tipo no me gustaba para nada.

—Ni en pedo, prefiero ser yo la que lo distraiga. Que Scarlett esté lejos, vigilando con ustedes. No pienso arriesgarla así.

James miró a Luna, y después volvió a mirarme.

—Entonces lo hacemos así: vos llegas a donde esta el, nosotros chequeamos el perímetro, y cuando lo tengas distraído, yo me acerco y de un culatazo lo dejo seco. Y listo.

—¿Por qué habría que desmayarlo? —preguntó Neithan, desconcertado.

—Por si tiene alguno de sus secuaces cerca. Es Héctor, no podemos subestimarlo —explicó Luna, levantando una ceja, como si fuera obvio.

Sarah, que había estado escuchando en silencio, respiró hondo y cruzó los brazos.

—¿Y después qué? ¿A dónde lo llevamos? —preguntó, con un tono de preocupación.

Ahí James se dio vuelta para mirarla, más serio que nunca.

—Sarah, vos no estás en este plan. Ni vos, ni Neithan —dijo firme, y Sarah lo fulminó con la mirada—. Escúchame bien: tu novio probablemente esté ahí. Si te lo cruzas, ¿le podrías hacer algo?

Sarah bajó la cabeza, sin poder decir nada. Sabía que tenía razón.

—Y Neithan tampoco —continuó James—. Se queda con Sarah. No es nada personal, pero no podemos arriesgarnos a que haya dudas en un momento clave.

Lazos de SangreDonde viven las historias. Descúbrelo ahora