Capitulo 21

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Pov Natalia


—Natalia —me llamó Luna, sacándome de mis pensamientos—. Mañana es el funeral. ¿Estás segura de que vas a estar bien?

—La verdad, no lo sé —respondí, sintiendo cómo la angustia se apoderaba de mí—. No creo que soporte verla en un ataúd.

Luna me miró con preocupación, sus ojos reflejaban la carga de mi dolor.

—Lamento no poder acompañarte. Debo mantener un perfil bajo si quiero acercarme a Helena —dijo, pero había algo en su voz que me hizo dudar. Su tono sonaba más distante, como si estuviera escondiendo algo.—Podrías pedir que sea a cajón cerrado.

—Sí, lo pedí —respondí, intentando no pensar en lo inevitable. Pero algo de lo que Luna había dicho me hacía ruido. —¿Por qué la hija de Héctor se llama como mi madre? —pregunté, incrédula. Luna negó con la cabeza, en señal de que ella tampoco tenia idea.

El olor a carne asada empezaba a colarse por la ventana de mi habitación. Mi estómago, vacío y rebelde, me recordaba que había pasado una semana sin comer una comida decente.

—Tu padre está haciendo asado —comento, como si pudiera leer mis pensamientos.

—¿Puedes dejar de leerme la mente? —pedí en tono de broma, y ella sonrió, esa sonrisa que siempre iluminaba el ambiente, incluso en mis días más oscuros.

—Imposible, pequeña Collins. Sos tan predecible —replicó, inflando el pecho con orgullo.

—A veces sonas como una pervertida —respondí, riendo, y eso me hizo sentir un poco más ligera, aunque sabía que la risa no podía ahogar el dolor que sentía en mi pecho.

—Tu hermano me dice lo mismo. Pasa que ustedes los Collins son muy predecibles, excepto tu papá, todavía no logro leerlo —respondió mirando su celular. 

En ese momento, alguien tocó la puerta de mi habitación.

—Adelante —murmuré. Al abrirse la puerta, ahí estaba Neithan.—Hola, lindo —saludé a uno de mis mejores amigos y al chico que había sido nuestro novio ficticio cientos de veces para alejar a las personas que se nos querían tirar encima.

—Hola, preciosas —devolvió el saludo, con su sonrisa habitual que siempre lograba hacerme sentir un poco mejor. —Dice Tom que bajen; la cena está lista y armaron la mesa del patio para que no te agobies —mencionó desde la puerta.

Ambas nos miramos, sabiendo que una cena al aire libre podría distraerme un poco.

—¿Estás mejor? —preguntó Neithan cuando pase a su lado, su mirada estaba cargada de comprensión.

—No sé si mejor, pero me siento más tranquila —respondí, intentando no sonar tan frágil.

—Es normal sentirse así —dijo, pasando su brazo por encima de mi hombro. —Lamento mucho lo que paso. Para lo que necesites, estoy.

—Gracias, Nei. Significa mucho para mí —contesté, sonriendo un poco más genuinamente, sintiendo cómo su apoyo comenzaba a aliviar el peso en mi pecho.

Luna intervino, con un tono juguetón: —¡Vamos a comer! Si nos quedamos hablando de sentimientos, podemos terminar llorando.

Ambos rieron, y me uní a sus risas, pero la verdad era que en el fondo había un nudo en mi estómago. Sabía que tenía que enfrentar la realidad de lo que estaba por venir. La idea de un funeral, de ver a mi esposa en un ataúd, me aterraba. Al final del día, sabía que no estaba sola en este camino, pero la soledad de mi dolor era abrumadora.

Lazos de SangreDonde viven las historias. Descúbrelo ahora