Capitulo 40

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Pov Natalia

Scarlett me había traído a un restaurante súper elegante, de esos donde hasta el aire parece caro y la gente parece estar en una competencia silenciosa de quién tiene el reloj más ostentoso. A mí siempre me han gustado más los lugares sencillos, de esos donde no te sientes juzgada por no saber pronunciar el nombre de un plato.

—¿Te gusta el lugar? —me preguntó, sacándome de mis pensamientos.

—Es lindo, pero... qué sé yo, soy más de lugares normales. Viste, esos donde la comida no parece una obra de arte moderna y nadie compite por que billetera pesa más.

—¡Ay, perdón! Si quieres, vamos a otro lado —dijo, visiblemente incómoda.

—No, no, tranqui, no hace falta —le respondí rápido, para que no se sintiera mal—. ¿Y el tío Simón, cómo anda?

—Cada vez más viejo y más quejoso, pero bien. Ahora está en Rumania con mi mamá —me respondió, con una sonrisa—. ¿Y Tom y la tía Helena?

—Ellos se divorciaron hace años ya. Pero se llevan lo mejor que pueden, viste cómo es. Igual, juntar a una fiscal con un militar es como mezclar vinagre con bicarbonato... explosión asegurada —dije, y nos reímos las dos.

Scarlett asintió, con una sonrisa.

—¿Y Agustín? —preguntó de repente, mirándome fijamente.

—Se casó, está a punto de ser papá. No sabes, su esposa, Alisson, es un amor. No sé cómo lo aguanta, yo lo veo un par de horas y ya me dan ganas de cerrarle la boca con cinta aisladora, pero bueno... misterios del amor.

Scarlett se rio fuerte, y yo no pude evitar unirme.

—¿Y tu? —pregunto como tanteando el terreno.

—¿Yo qué? —la miré, un poco desconcertada.

—¿Tienes a alguien?

Suspiré. Esa pregunta siempre viene con una mochila pesada.

—Tuve a alguien —le contesté, queriendo no meterme demasiado en terreno emocional—. Era una mujer increíble, de esas que te hacen pensar que podrías dar la vida por ellas, pero... siento que le fallé.

—Ay, no quise... —empezó, pero la frené con un gesto.

—Tranqui, en serio, está todo bien —le sonreí, aunque por dentro me costaba mantener la calma.

—Yo pensé que tu y Luna... bueno, no importa. ¿Por qué decís que le fallaste?

—Sabes... la vida a veces se pone en modo "boxeador profesional", y no hay manual para evitar que te cague a palos —explique intentando sonar casual aunque el nudo en mi garganta me traicionaba—. Después de que ella murió, perdí las esperanzas de volver a encontrarme a mí misma. Luna y Paula eran como mi cielo e infierno, Luna es una mina de carácter, tiene un juramento con mi padre para protegerme y todo. Y Paula... ella me hizo enamorarme de la idea del amor, hasta cuando todo era una montaña de bosta, ella seguía con su optimismo. Pero bueno, basta de drama homosexual por hoy, ¿no? Contame vos, ¿Qué onda? ¿Estudias, laburas o qué?

Scarlett se rio, relajando un poco el ambiente.

—Estudié administración, bah, aprendí gracias a mi papá. Ya sabes cómo son los Collins, te meten en el mundo de los números y los negocios antes de que aprendas a andar en bici. Igual me independicé hace un par de años, pero mi papá me sigue tratando como si tuviera 12 años. Ah, y lo mejor... estaba de novia, hasta que lo encontré en la cama con mi mejor amiga. Hermoso, ¿no? —me conto con una sonrisa irónica.

Lazos de SangreDonde viven las historias. Descúbrelo ahora