Capitulo 28

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Pov Natalia

Había dejado a Luna en su casa; la noche caía como un velo oscuro, y los chicos no vendrían, ya que estaban ocupados planificando la fiesta. En el rincón más sombrío de mi mente, el eco de la muerte de Paula resonaba con fuerza. Durante estos dos meses, había intentado disimular el dolor, ocultando mi depresión tras una sonrisa desgastada. Pero la verdad es que lloraba hasta quedarme dormida cuando estaba sola, en la penumbra de mi habitación, donde el silencio se hacía cómplice de mi sufrimiento.

Al conducir hacia el supermercado, la carretera se desdibujaba, como mis pensamientos, atrapados en un torbellino de nostalgia y desolación. Compré botellas de diferentes licores y fui hacia casa. Me sentía más vacía de lo que me gustaría; el silencio era lo único que me esperaba, como un corazón que ha perdido su latido y que me envolvía en su frío abrazo. Cada foto aún mantenía su esencia y hacía aún más asfixiante seguir adelante.

Dejé un par de botellas en la cocina mientras tomaba un vaso lleno de whisky. El primer trago descendió por mi garganta como un fuego helado, y al encender un cigarro, el humo se enroscó en el aire. Entonces, como un acto de masoquismo sutil, reproduje el video de mi boda. Las risas y los destellos de felicidad en mi rostro eran como un espejismo, un recuerdo que se alejaba entre las sombras. Cada imagen atravesaba mi memoria. Mi sonrisa en ese momento fue brillante y llena de vida, pero ahora contrastaba con la oscuridad que me envolvía desde su funeral. Era como si mi subconsciente se deleitara en esta tortura, recordándome lo que alguna vez fui.

Los recuerdos se agolpaban, flotando como nubes pesadas, trayendo consigo la amarga verdad de que la conocí sin saber que se convertiría en la luz de mi vida y en mi mayor tragedia. A medida que las horas se deslizaban, el dolor se hacía más denso; era un abismo que me consumía. Y en ese mar de lágrimas invisibles, me di cuenta de que seguiría buscando una forma de escapar, aunque fuera por un instante, aunque fuera en un trago de un licor amargo o en una nube de humo. Mi esencia se había ido con ella, y era algo que jamás dejaría de arder en mi corazón.

No sabía si era el dolor o la botella de whisky que me había bajado, o si simplemente me movía por inercia. Las llaves del auto se me escapaban entre los dedos, frías y ajenas, mientras luchaba contra la tormenta que azotaba mi corazón. Tenia las manos temblorosas y las apreté contra la palanca de cambios, conduje hasta el cementerio, un camino que ahora se sentía interminable, lleno de recuerdos ahogados y risas que parecían susurrar desde el pasado. Esta vez, la realidad me golpeaba con la fuerza de un huracán; estaba ebria, pero el peso de la verdad me seguía persiguiendo como una sombra implacable, como un eco que se negaba a callar.

Al llegar a su tumba, me arrodillé y las lágrimas comenzaron a deslizarse por mis mejillas, y sin poder contenerme, me quebré en un lamento que resonó en la soledad del lugar.

—Me prometiste que pasaríamos el resto de nuestras vidas juntas, que nunca nos iríamos a dormir sin resolver las cosas. ¿Y ahora qué? ¿Qué mierda se supone que debo hacer? No puedo dormir; la cama se siente ajena y vacía, como si me hubiera vuelto una invasora. Te fuiste dejando un rastro de cosas pendientes y, lo que más me duele, es que me mentiste, Paula, me mentiste. Si hubiera sabido desde el principio que él era tu padre, quizás hubiéramos podido cambiar las cosas juntas, pero ahora estoy acá, completamente sola, y me jode porque ni siquiera tuve la oportunidad de elegir. Te perdí, y ni siquiera fue mi decisión.

Te odio por haberme dejado en esta oscuridad, pero el amor que siento por vos me arde, esta consumiendo cada rincón de mi sistema. El peso de tu ausencia me está matando.

Recuerdo aquellas noches llenas de risas que se perdían en el aire, cuando tus ojos brillaban como constelaciones, y el mundo parecía un lienzo en blanco a nuestro alcance. Pero ahora, cada susurro se siente como un eco cruel de mis esperanzas marchitas. La vida sin vos es un laberinto, donde cada rincón me recuerda lo que perdí, lo que nunca debió ser.

Lazos de SangreDonde viven las historias. Descúbrelo ahora