Pov narrador omnisciente
Estaba sumergida en la lectura, concentrada en las palabras impresas mientras el murmullo constante del lugar la envolvía. El sonido metálico de las puertas abriéndose y cerrándose era algo a lo que ya se había acostumbrado, pero aún lograba perturbar su paz momentánea.
Mientras seguía el ritmo de la historia, su mente vagaba entre recuerdos difusos de una vida anterior: risas compartidas con su hermana y la calidez del hogar que había perdido.
—Alex —llamó una de las guardias, atrayendo su atención.
—Sí, dígame —respondió sin levantar la mirada del libro.
—Tienes visita —anunció.
Alex levantó la vista, un tanto desconcertada. No recordaba que nadie hubiera solicitado verla.
—Mi familia nunca viene... —comentó más para sí misma, pensativa. Su relación con ellos era algo que prefería no tocar demasiado, como un viejo dolor que la seguía.
—No es tu familia, es una entrevista de trabajo —aclaró con un tono más neutro.
Alex parpadeó, sorprendida. Entrevista de trabajo. Aquello no encajaba del todo. Tal vez sería Natalia, que había hablado de ayudarla a conseguir un empleo para avanzar en su proceso de reinserción. Sin embargo, una pequeña voz en su cabeza susurraba advertencias, como si las cosas no fueran tan sencillas.
Dejó el libro a un lado y se levantó con una mezcla de curiosidad y desconfianza. Siguió a la oficial a través del pasillo, sus pasos resonaban en las frías baldosas. Al llegar a la sala de visitas, lo que vio la dejó aún más desconcertada: dos jóvenes, desconocidos, esperaban sentados, conversando entre ellos con aparente tranquilidad.
—¿Podrías dejarnos a solas? —preguntó la joven, mirando a la oficial con una sonrisa educada.
La oficial asintió y salió de la sala, dejando a Alex sola con los dos visitantes. El chico fue el primero en hablar, con un gesto que indicaba que debía tomar asiento.
—Es un gusto conocerte —dijo, señalando la silla frente a ellos.
Alex se sentó lentamente, sin perder de vista a ninguno de los dos. Su desconcierto crecía con cada segundo que pasaba. No era usual que alguien viniera a verla sin previo aviso, mucho menos para una entrevista.
—¿Los manda Natalia? —preguntó finalmente, esperando que ella estuviera detrás de esto.
Ambos jóvenes intercambiaron una mirada, y luego sonrieron con una amabilidad que no lograba tranquilizarla.
—No, querida. Venimos a ofrecerte un trabajo —respondió la chica con suavidad—. Mi padre conoce a alguien de aquí dentro y nos comentó que hay presas que, por su buena conducta, están buscando trabajo para obtener el beneficio del tercer grado.
Alex se tensó ligeramente. No esperaba aquello. Desde que había ingresado al centro, las oportunidades de trabajo habían sido pocas y casi nunca venían de desconocidos.
—¿De qué se trata? —preguntó, incapaz de ocultar su ligera desconfianza.
—Necesitamos una recepcionista —dijo el chico de manera directa.
—Tenemos empresas de bienes raíces y exportaciones, y estamos tapados de trabajo. Necesitamos a alguien que nos ayude a organizarnos —añadió la chica con una sonrisa amable, pero Alex percibía algo extraño. A pesar de la aparente formalidad, había una incomodidad latente que no lograba identificar.
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Lazos de Sangre
Science FictionEn esta historia se vera lo que es capaz de hacer una persona por rencor, venganza y por desamor. Natalia y Agustín son 2 hermanos que buscan vivir de lo que les apasiona hasta que empiezan a pasar sucesos de por medio que los van frena, Natalia per...