Capitulo 44

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Pov Natalia

—Ahora contame de esa tal Scarlett —murmuró Sarah, cambiando de tema de golpe, como si fuera Sherlock Holmes y me estuviera interrogando.

—No sé mucho. Tiene 20 años, es igualita a mí, pero con ojos verdes. Es la hija del gemelo de mi viejo —expliqué medio por arriba, como quien tira data sin darle mucha importancia.

—¿Y decime, ella va a venir a ayudar o la llamamos nomás para hacer bulto? —preguntó James mientras tomaba un mate con una seriedad cómica.

—La iba a llamar antes de que llegaran ustedes, pero llegaron antes —comenté, sacando el celular para llamarla.

En la llamada

—Collins —contestó Scarlett, con voz seria, como si estuviera respondiendo un llamado de emergencia de la CIA.

—Hola, Skype, ¿estás ocupada? —pregunté, aguantándome la risa.

—La verdad, algo... pero dale, ¿Qué pasó? —preguntó.

—Mira, necesito que esta noche viajes a Los Ángeles. Acá ya está todo arreglado, una chica te cubre. La cosa se complicó y necesitamos refuerzos.

—¿Pasó algo? —su tono cambió. Seguro ya se imaginaba un desastre digno de película de acción.

—Sí, pasó... esto es un quilombo y necesitamos ayuda urgente. ¿Contamos con vos, Collins? —le dije, poniéndome seria para darle más drama.

—Ay, te pareces a tu papá cuando te pones así—comentó, rompiendo la seriedad en un segundo.

—Venís o no, genia del drama, porque no tengo toda la tarde —fui directa.

—Obvio ¿Qué pensás? Vos llamas y yo aparezco, como Batman pero en versión millennial —me dijo, haciéndose la misteriosa.

—Bueno, listísimo, te espero.

—Tranquila, prima, voy con la capa puesta.

Fin de la llamada

—¿Tu prima está soltera? —preguntó James, mirándome con una sonrisa que ya me decía que se venía una de sus "brillantes" ideas.

—Tiene 20 años —le contesté, mirándolo de reojo.

—¿Y lo malo? —preguntó, haciéndose el inocente, con una sonrisita.

—Mirá, yo no voy a meterme en tu vida sentimental, pero te aviso que el Tío Simón es peor que mi viejo —le advertí, y él asintió—. Además, Scarlett tiene dos hermanos mayores. Jason, que ya lo conocés, trabaja con mi papá. Y Mitchelle, la otra hermana, es doctora, y probablemente te hagan pasar por un interrogatorio. Yo que vos, bajaría un cambio.

—¡Ah, no sabes cómo me gustan los desafíos! —dijo el, inflando el pecho, como si fuera a enfrentarse a una misión imposible—. Un par de Collins más a los que voy a domar.

—Mitchelle da miedo, te aviso nomás —susurró Sarah, como quien recuerda un trauma de guerra.

—Bueno, si me disculpan —dije, mirando el celular—. Mi mamá quiere que salga a tomar algo con ella y con Agustín, así que tengo que irme.

Me levanté del sillón y dejé el libro en la mesita. Pero cuando estaba por salir, caí en que Luna se había llevado mi auto.

—¿En qué vinieron ustedes? —pregunté, mirándolos.

—En el auto de Sarah —comentó James, tirado en el sillón como si estuviera en su casa.

—¿Me llevan a lo de mi vieja? Luna se llevó mi auto.

Lazos de SangreDonde viven las historias. Descúbrelo ahora