Capitulo 48

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Pov Natalia

—Te tenes que tirar a la pileta con toda la ropa puesta y de cabeza —declaró, con esa sonrisa burlona que siempre me desafiaba.

Solté una risa despreocupada, aunque mi corazón latía como un loco.
—Ese es un reto muy pelotudo, pero bueno, acepto.
Me levanté, me acerqué a la pileta y, sin pensarlo dos veces, me tiré al agua con un movimiento ágil, sumergiendo la cabeza y dejando atrás toda la tensión que me había rodeado hasta ese momento.

Cuando salí, Mitchelle y Neithan me miraban divertidos mientras me pasaban una toalla para secarme.
—No pienso quedarme con la ropa mojada, me voy a cambiar. Ahora vuelvo —dije, subiendo las escaleras hacia mi habitación.

POV Agustín

Cuando mi hermana se fue a cambiar, todas las miradas se fijaron en Luna, y empezaron a interrogarla.

—Acá entre nos, ¿Qué pasó ahí adentro? Se sentía la tensión en el aire —murmuró James, con ese tono de curioso que siempre tenía.

—Me besó —respondió Luna, fijando su mirada en mí, como si estuviera buscando mi aprobación.

—¡Sí, funcionó, carajo! —exclamó Neithan, chocando los cinco con James, como si estuvieran celebrando un gol.

—Parece que ni siquiera hizo falta darle más celos —comentó Scarlett, divertida, mirando a Mitchelle.

—¿Y por qué esa cara larga? —pregunté con calma, notando su expresión.

—Porque la frené. No iba a aprovecharme de ella, estaba tomada —respondió, insegura, mirando hacia abajo.

—¿Sabes cuánta alcohol necesita un Collins para tambalearse? —replicó Jason, recostándose en el respaldo del sillón—. Luna, estaba completamente sobria.

—¿Y qué se supone que haga entonces? —preguntó, buscando respuestas en mí, con un tono que dejaba entrever su frustración.

—Subí —intervino Mitchelle antes de que pudiera hablar—. Usa esos ovarios que sé que tienes y plántale un buen beso. Que sea lo que Dios quiera —dijo, levantando su vaso como si brindara.

—Qué raro es ver a Mitchelle en "un juego de niños" —comentó Jason, riendo.

—Una con el tiempo aprende a no ser tan dura con la vida —respondió, con un aire de sabiduría que siempre me sorprendía.

—Nosotros no vamos a interrumpir nada —añadí, sonriendo cómplice.

—No sé... No me sentiría cómoda —dijo ella, dudosa, mirando hacia la escalera como si esperara que Natalia regresara.

—Luna, por favor —intervino James, con un tono más serio—. Podes cagar a piñas a cinco tipos al mismo tiempo, pelearte con veinte mujeres, volverte invisible, y fuiste entrenada por el mismísimo Tom Collins. No me digas que te asusta una mujer —agregó, ligeramente alterado.

—A vos te asusta Natalia —dije, riendo suavemente, sabiendo que la broma le caía como un balde de agua fría.

—Sí, pero a mí no me entrenó Tom Collins, ni puedo pelear con cinco a la vez, y ni siquiera soy discreto —replicó James con una media sonrisa—. Pero a lo que vamos es que subas, Luna. Sabemos que te morís de ganas.

—Y que no te interese Joaquín, hasta Esteban sabe que no te gusta. Además, se fue con Sarah a hacer algo en el auto —añadió Neithan, con una sonrisa burlona en el rostro.

La sala estaba llena de miradas expectantes y palabras de aliento. La presión se hacía palpable mientras observaba a Luna tomar una respiración profunda. Sus labios forzaron una sonrisa tímida, pero no podía ocultar el evidente nerviosismo que la invadía.

Lazos de SangreDonde viven las historias. Descúbrelo ahora