Lazos de Sangre

Capitulo 43

Pov Natalia

—Ahí —señaló James, mientras rebobinaba la grabación de la oficina de Sarah.

—No se ve un carajo —se quejó Neithan.

—Las cámaras tienen audio —acotó Sarah.Activé el sonido, con un nudo en la garganta que me quemaba el pecho.

—Te tardaste. —Escuché una voz que conocía demasiado bien, y sentí cómo se me revolvía el estómago. Sabía que esto no iba a terminar bien.

—No es tan fácil sacarse de encima a los Collins, y menos a Luna —respondió el asqueroso de Joaquín.

—¿Luna ya está bajo tu influencia? —preguntó Héctor, con ese tono que destilaba puro desprecio.

—Me ofende que dudes de mí, Héctor —soltó Joaquín, con una risa sobradora que me hizo hervir la sangre. 

—¿Dónde está ella ahora?.—"A punto de besarme en Nueva York" pensé 

—Con la inmundicia de Natalia, en Nueva York —respondió, como si nada. Mire a Luna de reojo y ella puso su mano en mi pierna.

—¿Y mi hijo?.—Cuando Héctor hizo esa pregunta, hubiera preferido no confirmar mis sospechas.

—Agustín, hasta donde sé, sigue trabajando como siempre —respondió con el mismo desinterés que usaba para todo.

—Tenemos un problema —la voz de Esteban cortó el silencio cuando apareció en la puerta de la oficina.

—¿Qué problema? —preguntó Héctor, impaciente.

—La esposa de Agustín está viendo las cámaras —informó, mirando la pantalla de su celular.

—¿Y cuál es el problema, entonces? —inquirió Joaquín, con esa soberbia de siempre.

—Que las putas cámaras tienen micrófono —soltó Esteban, y el aire se volvió pesado, como si todos supiéramos que esto se estaba poniendo jodido.

—¡Agárrenla! Ya saben qué hacer —exclamó y volví a mirar a mi hermano.

—No podemos hacerle nada, está embarazada —se opuso Esteban, firme.

—Dije que la agarren —la grabación se cortó, y James sostuvo a mi hermano cuando intentó salir de la habitación.

—Dijiste que sin quilombos — reprochó Sarah

—Sarah —murmuré en tono de advertencia, y mi hermano empezó a forcejear—. Cálmate y sentate —le ordené, mirándolo seria. [Aquí a quién se lo ordena? A Sarah o a su hermano?]

—Ese hijo de re mil puta mató a mi mujer y me pedís que me quede sentado —tiró con ese tono que sabía que me iba a hacer explotar.

—Te callas la boca y te sentas —respondí firme, y obedeció mientras me miraba con bronca—. No vas a hacer esto solo. Si lo haces, lo hacemos bien.

—No te metas en esto —exclamó Agustín, enojado, la cara transformada por una mezcla de rabia y dolor. 

—Es un poco tarde, hermano. Todos estamos metidos hasta el cuello —apuntó James, con ese tono que usaba cuando las cosas se ponían serias.

—No se metan en mis problemas —replicó Agustín, obstinado, pero yo no me quedé callada.

—No todo se trata de vos, Agustín —dije, mirándolo con una mezcla de desafío y cansancio. Él me miró, confundido, como si no entendiera a dónde quería llegar—. A Sarah la enamoró uno de esos pelotudos, a Luna también...