Capitulo 6

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Pov Natalia

Llegamos a Los Ángeles después de unas horas de vuelo. Decidimos tomar todo el fin de semana libre para descansar y disfrutar de un tiempo juntas. A pesar de estar casadas, nuestras apretadas agendas laborales apenas nos dejaban tiempo para nosotras. El lunes llegó, y con él, la realidad laboral. Fui a la discográfica y me reencontré con Agustín, quien estaba encantado de tenerme de regreso.

Desde que llegué, nos hemos sumergido en un mar de papeles: organizar documentos, revisar contratos, manejar solicitudes, enviar correos electrónicos... las tareas administrativas que parecen interminables cuando uno tiene una empresa en crecimiento. La verdad, deberíamos tener una asistente para lidiar con todo este caos, pero para mi desgracia, mi querido hermano se casó con la única persona que nos ayudaba y soportaba nuestro mal humor.

—¿No te parece que deberíamos contratar a otra asistente? Digo, ya que no dejaste que Alisson se quedará —reclamé, mirando a mi hermano.

—Viniste de Nueva York más odiosa de lo normal, me parece —me miró haciéndose el gracioso, y yo lo miré con desdén—. O tal vez más envidiosa todavía no lo descifro —añadió con sarcasmo.

—Odiosa siempre fui, y lo digo con orgullo. Y ¿envidiosa?, te recuerdo que estás con ella gracias a mí, y estoy muy feliz en mi matrimonio, gracias —dije, imitando su tono. Alisson me cayó bien desde el principio y me agradó aún más cuando me pidió ayuda para enamorar a mi hermano. Después de tener a Agustín detrás de ella, me pidió consejos y él decidió que ella dejara de trabajar con nosotros para evitar mezclar lo laboral con su vida personal.

—Ahora voy a hacer un anuncio de "se busca asistente", y ya que estamos, necesitamos una recepcionista —dijo, cambiando de tema.

—O podrías hacer que vuelva Alisson. Sabemos que se aburre en casa y a mí me gusta chismosear con ella —sugerí, provocando que mi hermano frunciera el ceño.

—Sabes lo que pienso de mezclar las cosas —dijo, cambiando su mirada y entrecerrando los ojos —. Aunque, podría comentarselo.

—Te lo agradecería muchísimo, hermanito —dije, volviendo mi atención a la computadora.

—¿Y cómo va la nueva sucursal? —preguntó, estirándose en su silla.

—Son unos boludos, vamos a tener que ir por un tiempo. No se manejan bien sin la presencia de un superior, y Sarah no ayuda mucho. Una de las personas a las que entrevistaste se creía más que los demás, y eso nos trajo problemas —dije, sin despegar la vista de la pantalla.

—Tenemos mucho trabajo hoy, pero ¿Y si salimos a cenar los cuatro como en los viejos tiempos? Hace tiempo que no nos juntamos y sería un buen cambio —propuso, sonriendo.

—En ese caso, me voy un rato antes a casa para prepararme —respondí, devolviéndole la sonrisa.

—Mejor apúrate negra, con esa cara vas a tardar en ponerte linda —dijo, riendo.

—¡Qué gracioso que sos! —dije, mientras él soltaba una carcajada—. ¿Los pasamos a buscar o van por su cuenta? —pregunté, levantando la vista. La verdad es que hacía tiempo que no nos juntábamos los cuatro para una salida, especialmente después del pequeño inconveniente en Bogotá.

Flashback

El pueblo colombiano nos había recibido calurosamente, siempre recomendándonos lugares para visitar. Eran las 8:30 a.m. y me encontraba en la habitación del hotel con Pau abrazada a mí mientras dormía. Para mí, despertar temprano era un hábito, pero para Pau, era casi un crimen.

Me puse a revisar los comentarios de nuestras fotos y responder mensajes de seguidores que preguntaban sobre nuestros planes. Pasó alrededor de una hora y Pau seguía sin despertar, así que me levanté para ducharme y empezar a arreglarme, ya que hoy íbamos a probar comida típica de Colombia, que, por obvias razones, no tenía el mismo gusto que en Los Ángeles. Al salir de la ducha, me puse un cargo negro, una camisa blanca y unas Jordans. Fui a despertar a mi esposa quien seguía profundamente dormida y quien casi me vuela los dientes de una patada por despertarse asustada.

Lazos de SangreDonde viven las historias. Descúbrelo ahora