"LAS PASES"

209 14 46
                                    

Elías estaba profundamente dormido, su respiración tranquila se entrelazaba con el leve sonido del viento que entraba por los conductos entreabiertos. La oscuridad de la habitación era interrumpida solo por la luz pálida de la lámpara de Matteo.

Comenzó a abrir los ojos lentamente, todavía adormilado. La primera imagen que vio fue la figura de Alexander, de espaldas, mientras se ponía una camiseta gris y se ajustaba el cinturón con un cuchillo y algunas herramientas para la caza. El brillo de la lámpara marcaba su cuerpo.

—¿Adónde vas? —preguntó, con voz rasposa por el sueño, parpadeando para despejar la vista. Se apoyó un poco en sus codos, observando a Alexander con curiosidad y una ligera preocupación.

Alexander se detuvo por un segundo, pero no se dio vuelta de inmediato. Continuó ajustándose la ropa, aparentemente buscando las palabras adecuadas antes de responder.

—Tengo que salir con los cazadores —dijo, sin girarse, mientras recogía una chaqueta del respaldo de una silla cercana. —Hay algunas pruebas que necesito completar.

Elías frunció el ceño, algo en su tono lo inquietaba.

—¿Pruebas? ¿Por qué ahora?.

Alexander  se giró para mirarlo.

—Es necesario, Elías. Los líderes quieren asegurarse de que somos capaces de sobrevivir en cualquier situación. Si no completo esto... no me tomarán en serio como cazador.

Elías suspiró, sin estar convencido del todo. Se pasó una mano por el cabello, tratando de asimilar la situación. Sabía que el grupo de cazadores con el que Alexander se había estado relacionando últimamente no era precisamente amistoso. Eran duros, estrictos, y a veces, sin escrúpulos.

—¿Y por qué tienes que demostrarles algo? No entiendo por qué haces esto.

Alexander dio un paso hacia la cama, agachándose un poco para quedar a su altura.

—Porque es lo único que sé hacer bien, Elías —respondió en voz baja, casi como un secreto. —La caza... defendernos, es lo único que me queda en este mundo donde puedo hacer una diferencia. Necesito esto. Para nosotros.

—¿Nosotros? —repitió suavemente. —Esto no se siente como para nosotros. Se siente como... —hizo una pausa  —... como si te estuvieras alejando. Como si estuvieras eligiendo ese mundo antes que el nuestro.

Alexander tragó saliva, desviando la mirada por un segundo.

—No me alejo, Elías —dijo, acercándose más, apoyando una mano en su pierna. —Siempre vuelvo. Siempre vuelvo a ti.

Elías bajó la mirada, mordiéndose el labio inferior, intentando procesar lo que Alexander le decía.

—Solo...Solo prométeme que te cuidarás.

—Te lo prometo, no me iré tan lejos sin ti.

Elías se permitió esbozar una sonrisa leve, aunque el nudo en su pecho seguía allí.

—Más te vale.

Alexander le dio un beso rápido en la frente antes de ponerse la chaqueta por completo y dirigirse hacia la puerta. Se detuvo un momento antes de salir, dándole una última mirada a Elías, como si quisiera asegurarse de que todo estuviera bien entre ellos.

—Volveré antes de que te des cuenta.

—Te estaré esperando.

La habitación quedó en silencio, solo con el eco de las palabras de Alexander en el aire. Elías suspiró profundamente y se volvió a tumbar en la cama.

Young hearts: The Last Love Donde viven las historias. Descúbrelo ahora