"SOLOS"

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—¡No puede entrar! —exclamó Valeria, cruzando los brazos con frustración mientras observaba al zorro forcejear con la puerta—. El tamaño de ese animal no lo permite, Matteo.

Matteo estaba visiblemente angustiado, su cara iluminada por la tenue luz de las linternas del refugio. Intentaba calmar al zorro, acariciándole el pelaje mientras el animal intentaba avanzar a empujones.

—¡Pero él es inofensivo! —Matteo insistió—. Nos ha ayudado más veces de las que puedo contar. No podemos simplemente dejarlo afuera. Es lo único que me queda.

Valeria suspiró, su paciencia al límite.

—Pero el refugio tiene que ser seguro. No podemos permitir que cualquier cosa, especialmente algo tan grande y potencialmente peligroso, comprometa nuestra seguridad.

—No lo será

—Ya hemos tenido suficientes problemas sin tener que preocuparnos por un animal mutado que no podemos controlar.

—No puedes entenderlo.

Valeria se quedó en silencio por un momento, su mirada en el suelo mientras meditaba sobre las palabras de Matteo. Finalmente, alzó la vista y lo miró con un aire de resignación.

—Está bien. Haremos una excepción esta vez. Pero debes asegurarte de que el zorro no cause problemas. Y por favor, asegúrate de que esté vigilado en todo momento. No quiero que se convierta en un riesgo para nosotros.

Matteo asintió, agradecido pero aún preocupado. Mientras Valeria se dirigía hacia una de las ventanas para comprobar la situación exterior, Matteo hizo un último esfuerzo para acomodar al zorro en un rincón del refugio, tratando de darle suficiente espacio sin comprometer la seguridad.

—Valeria, ¿has visto cómo se pone el sol? —preguntó Noah de repente, mirando hacia la ventana—. Elías y Alexander aún no han regresado.

La luz del día estaba desvaneciéndose rápidamente, y la sombra de la noche comenzaba a envolver el refugio.

—Sí, lo he notado —inquieta —. La última vez que los vimos, estaban en los acantilados. No deberían tardar tanto.

—Voy a intentar contactarlos por la radio local —anunció Valeria, comenzando a ajustar el equipo—. Algo no está bien.

—Espero que estén bien.

Valeria asintió mientras giraba los diales de la radio, tratando de sintonizar una señal clara. El zorro, captando el nerviosismo de su dueño, se movió inquieto, y Valeria se volvió para observarlo con un leve gesto de resignación.

—Si ves algo fuera de lo común, avísame o...no se, ladra o aúlla. O lo que sea que hacen los zorros.

La espera se sentía interminable.

La noche trae el canto de los pájaros en el aire, Una simple sinfonía que los hace descansar

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La noche trae el canto de los pájaros en el aire, Una simple sinfonía que los hace descansar.

La naranja, la púrpura, el oro se encuentran al final.

Young hearts: The Last Love Donde viven las historias. Descúbrelo ahora