"MI NUEVO HERMANO"

112 11 6
                                    

Capítulo contado desde la perspectiva de Matteo.

~♡~

Había amanecido ya, y después de la fría noche que habíamos pasado, comenzamos a caminar de nuevo. Las piernas me dolían un poco, pero no dije nada. Elias llevaba en brazos al otro chico, Christian. Me costaba entender por qué él sí podía ser cargado, mientras yo caminaba solo con un palo en la mano, hundiendo mis pies en la nieve.

Alexander iba al frente, junto a Noah. Ambos hablaban en susurros, mirando el horizonte como si estuvieran buscando algo, pero no sabía qué. El frío se sentía tan fuerte que apenas podía moverme bien. Mis dedos estaban entumecidos, y cada paso se volvía más difícil que el anterior.

Pero no me iba a quejar. Tengo que ser fuerte. Si no lo soy, papá pensará que soy débil, y ningún padre quiere un hijo débil, ¿verdad? ¿O sí? Me pregunté, pero aparté el pensamiento rápidamente. No podía ser así.

Caminamos por un buen rato, y aunque intentaba seguirles el paso, mis piernas cortas no ayudaban mucho. Sentía el viento frío quemándome la cara, y el palo que llevaba apenas me servía de apoyo. Aún así, no podía evitar pensar en cómo Elias no me había cargado. Lo miré de reojo, y Christian estaba acurrucado en sus brazos, como si fuera lo más natural del mundo. ¿Por qué no a mí?

Finalmente, no aguanté más y me acerqué a Elias, tirando suavemente de su abrigo para llamar su atención.

—¿Cuánto más tenemos que caminar? —le pregunté en voz baja, tratando de que no sonara como si estuviera quejándome, pero la verdad es que ya no podía más.

Elias me miró con una sonrisa amable, aunque se veía cansado.

—No mucho más, Matteo —me dijo, aunque no parecía del todo seguro—. Solo un poco más y llegaremos a un lugar donde podamos descansar de nuevo.

Fruncí el ceño. Siempre era "un poco más".

—Pero... has dicho eso hace rato, y seguimos caminando. —Intenté sonar firme, pero mi voz temblaba un poco—. ¿Dónde vamos?

Elias bajó la mirada a Christian, que seguía dormido en sus brazos, antes de mirarme otra vez.

—Estamos buscando un lugar seguro. Uno donde podamos escondernos y descansar de verdad. Solo tienes que aguantar un poco más, ¿vale?

Asentí, pero por dentro sentía que me iba a desmoronar en cualquier momento. Mis piernas ya no querían moverse, y el frío parecía congelarme hasta los huesos. Caminé en silencio a su lado durante unos minutos más antes de atreverme a preguntar otra cosa.

—¿Por qué... no me llevaste a mí? —solté de repente, antes de poder detenerme. No quería sonar celoso, pero lo estaba—. Siempre me cargas, pero hoy llevas a Christian.

Elias me miró sorprendido por un momento, como si no supiera qué decir.

—Matteo... —comenzó a decir, pero luego suspiró y sonrió suavemente—. Christian está herido, por eso lo estoy cargando. Tú eres más fuerte de lo que crees, por eso estás caminando solo. Pero si te cansas, puedo llevarte también, no tienes que preocuparte.

—No estoy cansado —mentí rápidamente, aunque mis piernas me dolían como nunca—. Solo... solo preguntaba.

Él asintió, pero pude ver que no me creía del todo.

—No tienes que demostrar nada, Matteo. Eres fuerte por ser quien eres, no porque tengas que cargar con todo. Si necesitas ayuda, solo dímelo, ¿sí?

No respondí de inmediato, pero sus palabras me hicieron sentir un poco mejor. Quizá no necesitaba demostrarle nada a papá. Quizá solo tenía que seguir siendo yo... pero aún así, me dolía ver a Christian en los brazos de Elias, como si me hubieran dejado de lado.

Young hearts: The Last Love Donde viven las historias. Descúbrelo ahora