Capitulo 74: Sueños con Pollo: Renacer de los Animatrónicos

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Sueños con Pollo: Renacer de los Animatrónicos

Manuel Jesús era un joven mecánico, conocido en su pueblo por reparar lo que otros consideraban inservible. Su vida dio un giro inesperado el día que, explorando un depósito de chatarra cerca de la costa, encontró un viejo animatrónico. Era una figura desgastada, oxidada y rota que alguna vez había formado parte del restaurante Coconut Dreams, un lugar temático que había cerrado años atrás.

La figura tenía un diseño tropical: un coco llamado Cosquito, con brazos de hojas de palmera y piernas de tronco de árbol. Intrigado, Manuel decidió llevarlo a su taller y comenzar a repararlo. Lo que no sabía era que este hallazgo sería solo el inicio de algo mucho más grande.

Mientras investigaba sobre Coconut Dreams, Manuel descubrió que el restaurante había cerrado abruptamente tras varios accidentes. Además de Cosquito, el lugar tenía un elenco variado de animatrónicos con temas marinos. Durante semanas, recorrió chatarrerías y depósitos hasta encontrar dos más:

Martina, una sirena de brillante escamas azules, que alguna vez fue el principal atractivo del restaurante. Sin embargo, estaba desarmada, con su torso separado de la cola y el mecanismo de su voz completamente destruido.

Orca, un animatrónico imponente en forma de ballena asesina. Aunque su diseño estaba en mejor estado que el de los otros, su sistema interno estaba completamente colapsado, con cables quemados y movimientos oxidados que lo hacían parecer más amenazante de lo necesario.

Manuel trabajó arduamente para reparar a los tres. Con ingenio y dedicación, logró restaurar sus movimientos y hasta parte de sus rutinas originales. A pesar de su éxito, no pudo evitar notar algo inquietante: los animatrónicos parecían "recordar" cosas. Cosquito tenía movimientos que Manuel no había programado. Martina emitía un leve canto mientras estaba apagada, y Orca a veces giraba la cabeza como si estuviera buscando algo en la habitación.

Inspirado por su éxito con los animatrónicos de Coconut Dreams, Manuel decidió ampliar su proyecto. Si había logrado restaurar a Cosquito, Martina y Orca, ¿por qué no intentar revivir otros animatrónicos olvidados? Así, comenzó a buscar en los restos de otro restaurante icónico de su infancia: la Pollería Pimpollo.

Allí encontró a Pimpollo, Bolli, Katy, Lop y Telo, todos en terribles condiciones. Pero el desafío más grande fueron los Incompletos, animatrónicos defectuosos encontrados en el área de partes y servicio. Estas figuras estaban irreconocibles, con cascos a medio construir y extremidades faltantes, pero Manuel se propuso completarlos usando piezas sobrantes de otros robots.

Con una mezcla de ingenio y obsesión, Manuel finalmente logró lo impensable: un restaurante completamente funcional llamado Sueños con Pollo, que combinaba lo tropical de Coconut Dreams con la nostalgia de Pollería Pimpollo.

Aunque el público adoraba el espectáculo que ofrecían los animatrónicos restaurados, Manuel no podía ignorar los extraños sucesos que ocurrían detrás de escena. Martina, por ejemplo, había desarrollado un comportamiento errático, como si quisiera escapar del escenario. Orca, con su imponente tamaño, solía emitir rugidos en lugar de los sonidos alegres que Manuel le había programado.

Pero los más inquietantes eran los Incompletos. Aunque ahora estaban "terminados," sus movimientos seguían siendo erráticos y silenciosos. Sus miradas vacías parecían seguir a Manuel donde fuera, y en más de una ocasión los encontró fuera de su lugar, a pesar de haberlos apagado.

El clímax llegó durante la quinta noche desde la apertura del restaurante. Manuel estaba solo en el lugar, revisando el sistema de seguridad cuando los animatrónicos comenzaron a moverse por su cuenta. Las cámaras mostraban a Martina y Orca avanzando lentamente por los pasillos, mientras Cosquito golpeaba la puerta de la oficina con una fuerza que no debería tener.

Los Incompletos, ahora completos, resultaron ser los más aterradores. Se movían sin hacer ruido, apareciendo de repente frente a las cámaras y desapareciendo en un parpadeo. Uno de ellos, con un casco improvisado y un cuerpo hecho de piezas recicladas, se quedó parado frente a la oficina de seguridad durante varios minutos, como si esperara algo.

Manuel, atrapado por el pánico, tomó una decisión desesperada: destruir el restaurante y a los animatrónicos. Con gasolina y una chispa, encendió el fuego que consumió Sueños con Pollo. Las llamas se alzaron mientras los gritos metálicos de los animatrónicos resonaban como un coro de condenación.

Manuel logró escapar con vida, pero no salió ileso. Aunque destruyó el restaurante y los animatrónicos, no pudo librarse de la sensación de que algo lo seguía. Las noches siguientes soñaba con los ojos de Martina, el rugido de Orca y las figuras de los Incompletos, como si aún lo acecharan desde las sombras.

Sueños con Pollo había sido consumido por las llamas, pero el legado de los animatrónicos y los horrores que Manuel desató parecían estar lejos de terminar.

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