Capítulo 11: El Resurgir de Pollería Pimpollo

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Después de los aterradores rumores y de los extraños sucesos en los turnos nocturnos de Pollería Pimpollo, la popularidad del restaurante se disparó. La historia de los animatrónicos "embrujados" y sus movimientos misteriosos en la noche crearon un morbo que atrajo a visitantes de todas partes. Los relatos de los guardias sobre el comportamiento inexplicable de Pimpollo, Cosco, Lop, Bolli, Telo, y Katy comenzaron a circular en foros y rumores locales. Las familias que buscaban una experiencia emocionante acudían con la esperanza de presenciar algo insólito en el restaurante.

Gracias al aumento de la fama y el flujo de dinero, Pollería Pimpollo tuvo los recursos para reparar a Pimpollo y Cosco, devolviéndoles la vida escénica que alguna vez los caracterizó. Pero la administración, viendo el éxito del marketing basado en el misterio y el terror, decidió aprovechar el interés de la audiencia y expandió el repertorio de personajes, introduciendo nuevos animatrónicos para mantener el ambiente intrigante y oscuro que tanto éxito les había dado.

Los nuevos integrantes incluyeron a:

Antonio, un animatrónico con aspecto amistoso, pero diseñado para recordar vagamente a un oso similar a Freddy Fazbear, aunque su color y expresión amigable los diferenciaban. Este "error de diseño" fue intencional, buscando atraer a los niños sin ser un clon directo del famoso Freddy. Sin embargo, Antonio comenzó a desarrollar algunos "errores" de comportamiento, mostrando una agresividad creciente en los turnos nocturnos.

Moisés, un puercoespín animatrónico con habilidades especiales de iluminación, fue diseñado para ofrecer un espectáculo visual deslumbrante con efectos eléctricos, que fascinaban a los niños. Sus púas metálicas y sus ojos iluminados lo convertían en una presencia imponente. Durante el día, Moisés ejecutaba coreografías con luces sincronizadas, pero en la noche, esos mismos destellos lo hacían aparecer como un espectro amenazante, creando sombras y reflejos que llenaban el restaurante de un ambiente aún más inquietante.

La Zorra, un animatrónico femenino con cabeza de zorro y color cobrizo, conocido por sus rápidos movimientos y su aguda inteligencia, fue diseñado para moverse con agilidad entre los pasillos. Su presencia también añadía un toque único y atractivo, ya que sus ojos brillaban intensamente en la oscuridad y, durante las horas nocturnas, parecía acechar desde los rincones oscuros, observando y analizando con una atención que ponía los pelos de punta. Aún sin nombre definitivo, su apariencia feroz y sus dientes afilados la hacían tanto fascinante como temible.

Además de los nuevos personajes, los ingenieros y mecánicos del restaurante también comenzaron a trabajar en una serie de animatrónicos inconclusos que habían sido descartados. Estos, conocidos simplemente como "los Incompletos", eran prototipos de animatrónicos que no llegaron a terminarse y que habían quedado en un estado de abandono en el cuarto de partes y servicios. Algunos tenían partes faltantes, como cabezas incompletas, brazos sin terminar, o componentes expuestos y dañados. En un principio, la idea era repararlos, pero el proyecto se detuvo cuando, un fatídico día, ocurrió un accidente mortal en el restaurante.

Durante un evento en la noche, cinco personas perdieron la vida en un incidente misterioso que sacudió a Pollería Pimpollo. Las circunstancias de estas muertes nunca se aclararon por completo, y la versión oficial mencionaba un accidente con el sistema eléctrico en el cuarto de partes y servicios. Sin embargo, los rumores entre los empleados indicaban otra versión: los cinco fallecidos habían sido "atacados" por los Incompletos, los animatrónicos defectuosos que, de alguna manera, parecían haber cobrado vida propia.

Tras el accidente, los Incompletos fueron dejados en el olvido dentro del cuarto de partes y servicios, ya que nadie se atrevía a manipularlos nuevamente. Pero los empleados comenzaron a notar que estos animatrónicos parecían moverse levemente cuando no había nadie en la sala, como si tuvieran un propósito o fueran conscientes de su propia existencia. Poco después, un trabajador reveló que había sentido una presencia extraña en ese cuarto, algo que le helaba la sangre. Los Incompletos no solo parecían moverse, sino que transmitían una energía inquietante, y pronto se corrió la voz de que estaban "poseídos" por las almas de las cinco personas fallecidas en el trágico accidente.

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