i. 1. la cicatriz

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Capítulo primero:

La cicatriz

Aquella calurosa noche de verano Sarah se despertó jadeando, sudorosa, y con un terrible dolor punzante en su cicatriz

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Aquella calurosa noche de verano Sarah se despertó jadeando, sudorosa, y con un terrible dolor punzante en su cicatriz. Sentía muy vivazmente como si alguien estuviese dibujándole con un cuchillo ardiente la cicatriz en forma de rayo que tenía en el mentón. Se mordió la mano para no gritar a causa del dolor que estaba experimentando, mientras trataba a la vez de recordar la pesadilla que había tenido. Soltando un quejumbroso gemido, se incorporó para alcanzar el vaso de agua que estaba sobre la mesilla de noche. Lo bebió de un trago, todavía jadeando, y luego sintió que su garganta volvía a estar seca.

    —Harry, me voy a beber tu vaso —le informó a su hermano, quien sabía que estaba despierto al otro lado de la pequeña alcoba.

    Se levantó, dio un par de pasos al frente y buscó a tientas la bebida, tan sedienta como si acabase de correr una maratón. Al terminar de satisfacer su garganta, Sarah miró a su hermano, iluminado por la ténue luz de las farolas que entraba por la ventana. Harry estaba sentado con los pies en el suelo y la cabeza apoyada en sus manos. Había soñado sin duda lo mismo que Sarah.

    Los hermanos Potter tenían algunas peculiaridades, una de ellas siendo que cuando uno de los dos tenía una pesadilla muy vívida, el otro la visualizaba en sueños, es decir, que la vivía por igual. Las veces que Harry había soñado de pequeño con el perro de la tía Marge atacándole, Sarah también lo había hecho, y cuando Sarah había soñado que Dudley tiraba todos sus libros a la chimenea encendida, Harry había tenido la misma pesadilla. No era algo de lo que los hermanos disfrutasen, sin embargo no conocían ninguna solución y ni siquiera el profesor Dumbledore podía explicarlo. Pero algo les decía a los mellizos que esa última pesadilla no la había tenido uno de los dos y el otro la había visto. No, esta vez había sido diferente, algo mucho peor. Había sido como una visión.

     Sarah cogió las gafas de su hermano y se las tendió. Harry se las puso y levantó la vista. La chica llevaba una coleta que luchaba por seguir en su sitio, y tenía los ojos vidriosos e hinchados: había llorado mientras dormía.

    Los dos se llevaron la mano a la cicatriz y se la tocaron. Aún les dolía. Harry encendió por fin la lámpara, se levantó y cruzó la habitación. Su hermana vio como abría el armario con cuidado de no hacer ruido y se miraba al espejo. Descubrió que tenía el mismo aspecto que su hermana. Estaba despeinado, y sus ojos verdes brillaban igual que los de Sarah.

     A diferencia de él, Sarah no tenía los ojos verdes. Ella era el retrato en vida de su madre. Sarah era pelirroja, con el pelo largo y ondulado, también era algo menuda pero estaba bien proporcionada. El color de los ojos le pertenecía a su padre, eran de un color miel apetecible que enamoraban a cualquiera. No llevaba gafas aunque muchas veces se las robaba a su hermano para ver mejor lo que ponía en la pizarra. No le servía de mucho pero podía molestar a Harry, lo cual siempre la divertía.

SARAH'S HISTORY - DRACO MALFOY / SH#1Donde viven las historias. Descúbrelo ahora