iii. 1. dumbledore

3.4K 293 128
                                    

Capítulo 1

Dumbledore
.'

Sarah Potter estaba harta de estar encerrada en casa de sus tíos

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.




























Sarah Potter estaba harta de estar encerrada en casa de sus tíos. No le importaba que Dumbledore le hubiera dicho a ella y a su hermano que no salieran, como si se lo hubiera dicho el nuevo ministro de Magia, Rufus Scrimgeour.

La casa de los Dursley era igual que ellos: abominable. Solo llevaban dos semanas confinados, pero si Sarah oía a su primo soltar un comentario más sobre un tal "rubio oxigenado", tendría que romper su nariz. Por ello, y queriendo evitar la tentación de echarle un maleficio y ser expulsada de Hogwarts, decidió que una escapada nocturna no le vendría mal.

Además, estar encerrada en una habitación minúscula con su hermano por tantas horas al día iba a acabar volviéndola loca.

— ¿Llevas tu varita?

Harry había desistido en intentar convencer a su hermana de no salir. Él entendía la necesidad de Sarah de tomar el aire, pero no podía evitar preocuparse de que le pasara algo. Ella hasta se había arreglado, parecía que iba a una fiesta. ¿Qué diría tía Petunia si veía ese rojo carmesí en sus labios?

—Claro que no —contestó Sarah—. ¿Dónde quieres que me la guarde?

Sarah llevaba puesta una falda negra ajustada sin bolsillos y un top brillante que dejaba al descubierto su ombligo. Su bolso no era lo suficientemente grande para que cupiese su varita y no es que le hiciese gracia que todo el mundo la viera cargando lo que parecía un simple palo.

—Donde te dé la gana —replicó Harry—, pero no vas a salir sin tu varita. Ya sabes lo que dijo Dumbledore, fuera de...

—Ya, ya —le cortó su hermana—. "Fuera de esta casa estamos desprotegidos" —recitó con aburrimiento—. Mira, si tanto te preocupa mi seguridad ven conmigo, te dejaré cargar mi varita.

—Ni hablar —Harry sacudió la cabeza—. Ponte unos vaqueros y guárdatela en el bolsillo.

Sarah colocó ambas manos en su cintura y miró a su hermano con enfado.

—¿Crees que he tomado el sol para que nadie pueda ver mis piernas bronceadas? —le preguntó—. Harry James, vas a venir conmigo a casa de Noemí.

—¿A casa de quién?

—¡De Noemí! —se desesperó Sarah— Te he hablado mil veces de ella, es la muggle que vive aquí al lado.

—¿La chica de...? —pero Harry se quedó callado.

Sarah lo miró.

—La de las tetas grandes, sí.

—¿Y qué vas a hacer en su casa?

Sarah no le contestó de inmediato. Se dirigió al armario de madera que los hermanos compartían, lo abrió y echó un vistazo poniendo una mueca. Al final extrajo de él una camisa azul oscuro.

SARAH'S HISTORY - DRACO MALFOY / SH#1Donde viven las historias. Descúbrelo ahora