i. 15. la comprobación de varitas mágicas

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Capítulo 15: La Comprobación de Varitas Mágicas

A la mañana siguiente, Sarah se despertó temprano, antes que sus compañeras de habitación y que prácticamente nadie en Gryffindor. Aprovechó la ocasión yendo al dormitorio de los chicos de Cuarto curso. Se escabulló en la habitación de su hermano y, después de asegurarse de que todos dormían, abrió con cuidado el baúl de Harry.

Empezó a sacar prendas de ropa, calcetines y bufandas que Harry guardaba ahí porque nunca las usaba, y buscó con prisa.

—¿Sarah? —una voz a sus espaldas la sorprendió—. ¿Qué haces?

Sarah se giró bruscamente para ver a Ron parado detrás de ella, bostezando y despeinado, con el pijama a rayas típico suyo y que le quedaba corto por los tobillos. La chica se levantó de golpe y se llevó el dedo índice a los labios, señalando a Dean, Neville, Harry y Seamus, a quienes no quería despertar. Luego volvió a arrodillarse y finalmente sacó la capa de invisibilidad del baúl de su hermano. Salió de la habitación dejando a Ron ahí de pie, con un palmo de narices, y caminó descalza por el pasillo de los chicos, esperando no encontrarse con nadie.

—Espera —oyó la voz de Ron, y una puerta cerrándose.

—¿Qué pasa? —le dijo Sarah deteniéndose y dándose la vuelta sobre ella misma.

—Enhorabuena —le dijo con una media sonrisa que en ese momento Sarah no supo descifrar.

Sarah se lo quedó viendo, sin entender a qué venía ese comentario y sin romper los dos metros de distancia que había entre ellos.

—Estás de broma, ¿no? —le preguntó en tono brusco— Pues no hace gracia.

—No, lo digo en serio —contestó el pelirrojo—. Tu hermano y tú fuisteis los únicos que pudisteis pasar la raya de la edad. Ni Fred y George pudieron hacerlo.

—Ron —le dijo severamente—, nosotros no pusimos nuestros nombres en el cáliz.

—Ya, eso me dijo Harry anoche —respondió apartando la vista—. Bueno, si no queréis que nadie lo sepa vale, podéis mentirles. Pero a Hermione y a mí podéis contarnos la verdad. Para eso somos vuestros amigos.

Sarah respiró enfadada.

—Ron, no me jodas —soltó violentamente, dando zancadas hacia él y apuntándolo con el dedo índice. Al llegar justo en frente de él, apoyó con fuerza el dedo en su pecho—. La verdad es la que te acabo de decir, ¿o crees que yo quería entrar en esa mierda? ¿Por mil galeones? ¿En serio?

Ron abrió la boca, pero Sarah, con los ojos brillantes y llenos de rabia, no lo dejó hablar.

—Es igual, no quiero que ni me contestes.

Se dio la vuelta y caminó a toda velocidad hacia su dormitorio. Empezó a ponerse la capa de camino, pero súbitamente una puerta se abrió y alguien muy alto salió de ella, haciendo que se chocara con él.

—¡Joder! —dejó escapar.

—Nunca te había oído diciendo palabrotas, Sarah Potter —le dijo Fred, mirándola desde arriba.

—Aparta —contestó antipáticamente—, tu hermano me ha puesto de muy mal humor y tiene suerte de que no lleve la varita encima.

Sarah no esperó a que Fred contestara, o hiciera algún comentario, porque se terminó de poner la capa por encima y salió corriendo.

Ni siquiera se cambió de ropa, fue directa al Gran Comedor siendo invisible y sin los zapatos puestos.

Dio gracias a que no había mucha gente de la mesa de Gryffindor, no le apetecía que nadie se quedase viendo como la comida desaparecía misteriosamente.

SARAH'S HISTORY - DRACO MALFOY / SH#1Donde viven las historias. Descúbrelo ahora