Sarah tiene que compaginar el amor que siente su hermano por ella con el odio que el chico al que ama irradia hacia su sangre, mientras las fuerzas oscuras intentan destruirla.
El apellido de Sarah resulta una carga muy pesada para ella, sobre todo...
¡Estamos en el #3 de HarryPotter! Todavía no me lo creo así que muchísimas gracias a todos los que lo habéis hecho posible. A ver si llegamos al #1.
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Capítulo 11:
La suma inquisidora de Hogwarts
A la mañana siguiente, Sarah estaba repasando en su mente todos los indicios de que Sirius se había molestado con Harry y ella cuando una lechuza le dejó a Draco el diario El Profeta en la mesa. La pelirroja ni siquiera se acordaba de lo importante que sería la edición de aquel día, según Percy. No podía dejar de pensar en Sirius.
La noche anterior habían hablado con él a través de la chimenea de la sala común, y a Sirius se le había ocurrido la fantástica idea de ir a visitarlos durante la próxima visita a Hogsmeade. Sirius iría bajo su forma de perro negro, por lo que en teoría no correría ningún riesgo. Al principio a Sarah le pareció una buena idea, pensando en que echaba mucho de menos a su padrino y le apetecía verlo, pero luego Harry y Hermione la asustaron alegando que el Ministerio sospechaba sobre el paradero de Sirius, y que podía ser peligroso. Sarah admitió para sus adentros que sus amigos tenían razón, así que no insistió en el tema de la visita de su padrino. Sirius se marchó de repente, claramente contrariado por las pocas agallas de sus ahijados.
A Sarah le habría encantado poder contarle a Draco su ridícula preocupación, pero era un secreto que ni siquiera él, una de sus personas más cercanas, podía saber. De ser por ella, le contaría a Draco que había pasado el verano en casa de Sirius Black, pero Harry jamás lo aprobaría, así como cualquier miembro de la Orden. Ni siquiera Snape habría estado de acuerdo. Antes de comenzar el curso, Lupin y Sirius le habían hecho prometer a Sarah que no hablaría sobre el cuartel con Draco ni nadie que no fueran Harry, Ron o Hermione.
—¿Qué demonios? —murmuró Draco a su lado, leyendo la portada de El Profeta.
Sarah recordó que debía leer el periódico urgentemente aquella mañana y, aprovechadno que Draco le daba un trago a su café, le arrebató el ejemplar.
EL MINISTERIO EMPRENDE LA REFORMA EDUCATIVA Y NOMBRA A DOLORES UMBRIDGE PRIMERA SUMA INQUISIDORA.
—¿Qué significa eso? —le preguntó Sarah a Draco completamente confusa.
—Mejor sigue leyendo.
Anoche el Ministerio de Magia tomó una decisión inesperada y aprobó una nueva ley con la que alcanzará un nivel de control sin precedentes sobre el Colegio Hogwarts de Magia y Hechicería. «Hace tiempo que el ministro está preocupado por los sucesos ocurridos en Hogwarts —explicó el asistente del ministro, Percy Weasley—. Y el paso que acaba de dar ha sido la respuesta a la preocupación manifestada por muchos padres angustiados respecto a la orientación que está tomando el colegio, una orientación con la que no están de acuerdo.» No es la primera vez en las últimas semanas que el ministro, Cornelius Fudge, utiliza nuevas leyes para introducir mejoras en el colegio de magos. Recientemente, el 30 de agosto, se aprobó el Decreto de Enseñanza n.° 22 para asegurar que, en caso de que el actual director no pudiera nombrar a un candidato para un puesto docente, el Ministerio tuviera derecho a elegir a la persona apropiada.
