iii. 9. corazones rotos

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Maratón 1/3

Capítulo 9: Corazones rotos


 La mañana siguiente, Sarah ya había vuelto a sentarse en la misma mesa que Harry, de hecho había bajado con él al Gran Comedor

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La mañana siguiente, Sarah ya había vuelto a sentarse en la misma mesa que Harry, de hecho había bajado con él al Gran Comedor. Querían contarles a Ron y a Hermione con detalle lo que había ocurrido en la cita con Dumbledore, pero no podían hacerlo durante el desayuno ya que había mucha gente que podía oírlos, así que lo hicieron un poco más tarde de camino a clase de Herbología.

—¡Uf, qué miedo debía de dar el joven Quien-vosotros-sabéis! —dijo Ron en voz baja mientras se sentaban alrededor de una de las retorcidas cepas de snargaluff, el objeto de estudio de ese trimestre, y se enfundaban los guantes protectores—. Pero lo que sigo sin entender es por qué Dumbledore os enseña todo eso. Ya sé que es muy interesante y demás, pero ¿para qué sirve?

—La verdad es que no tengo ni idea —confesó Sarah encogiéndose de hombros y después de pensarlo durante un momento—. ¿Para conocer mejor a nuestro enemigo?

—No lo sabemos —admitió Harry—. Pero, según él, es muy importante y nos ayudará a sobrevivir. —Se puso un protector de dentadura.

—Yo lo encuentro fascinante —opinó Hermione—. Es fundamental reunir el máximo de información acerca de Voldemort. Si no, ¿de qué otro modo podríais descubrir sus debilidades? 

—¿Qué tal estuvo la última fiesta de Slughorn? —le preguntó Sarah con voz pastosa a causa del protector. 

—¡Ah, pues muy divertida! —contestó Hermione mientras se ponía las gafas protectoras—. Hombre, se pasa un poco hablándonos de ex alumnos famosos y le hace un montón la pelota a McLaggen porque conoce a mucha gente influyente, pero nos ofreció una comida deliciosa y nos presentó a Gwenog Jones. 

—¿Gwenog Jones? —preguntó Sarah abriendo mucho los ojos tras sus gafas—. ¿La famosa Gwenog Jones? ¿La capitana del Holyhead Harpies? 

—Exacto. Personalmente, la encontré un poco creída, pero... 

—¡Basta de cháchara! —los reprendió la profesora Sprout, que se había acercado y los miraba con gesto adusto—. Os estáis retrasando. Vuestros compañeros ya han empezado y Neville ha conseguido extraer la primera vaina. Los tres amigos miraron. Era verdad: Neville, con un labio ensangrentado y varios arañazos en la mejilla, aferraba un objeto verde del tamaño de un pomelo que latía de forma repugnante. 

—¡Sí, profesora, ahora mismo comenzamos! —dijo Ron, y cuando la profesora se dio la vuelta, añadió en voz baja—: Tendrías que haber utilizado el muffliato, Harry. 

—¡De eso nada! —saltó Hermione y puso cara de enfado, como hacía siempre que el Príncipe Mestizo y sus hechizos salían en la conversación—. ¡Vamos, vamos! Pongámonos a trabajar... —Y torció el gesto, aprensiva. 

SARAH'S HISTORY - DRACO MALFOY / SH#1Donde viven las historias. Descúbrelo ahora