Sarah tiene que compaginar el amor que siente su hermano por ella con el odio que el chico al que ama irradia hacia su sangre, mientras las fuerzas oscuras intentan destruirla.
El apellido de Sarah resulta una carga muy pesada para ella, sobre todo...
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Capítulo 16:
Un día intenso
—Sí, la profesora Umbridge ha concedido permiso al equipo de quidditch de Slytherin para seguir jugando —le contaba Draco a los de Slytherin mientras los de Quinto esperaban a que Snape abriese la puerta de clase—. He ido a pedírselo esta mañana a primera hora. Bueno, ha sido prácticamente automático, porque la profesora Umbridge conoce muy bien a mi padre, ya que mi padre frecuenta el Ministerio... Será interesante saber si al equipo de Gryffindor también le dan permiso para seguir jugando, ¿verdad? —añadió con sorna mirando a Sarah.
—Anda cállate —le contestó pegándole un manotazo en la nuca.
Draco se quejó pero Snape justo acababa de abrir la puerta así que Sarah entró en silencio. Mientras dejaba las cosas sobre el pupitre junto a un par de alumnos más que habían entrado, un alboroto afuera llamó la atención de todos los que habían entrado incluido el profesor Snape, sentado a su escritorio. Snape se levantó y prácticamente corrió hacia el pasillo. Sarah y el resto de alumnos también salieron del aula y, asomados al pasillo, vieron un corro alrededor de Ron y Harry, que parecían sujetar a Neville para que no se abalanzara sobre Malfoy, Crabbe o Goyle. Sarah sospechó por alguna razón que sobre quien quería lanzarse Neville era sobre Draco.
—¿Peleando, Potter, Weasley, Longbottom? —preguntó Snape con su fría y socarrona voz—. Diez puntos menos para Gryffindor. Suelta a Longbottom, Potter, o serás castigado. Todos adentro.
Harry soltó a Neville, que se quedó mirándolo y jadeando.
—He tenido que frenarte —se excusó Harry entrecortadamente mientras recogía su mochila—. Crabbe y Goyle te habrían hecho pedazos.
Entonces Draco pasó por el lado de Sarah entrando a la mazmorra y se aseguró de coger el brazo de ella y que entraran a la vez.
—¿Qué ha pasado? —le preguntó Sarah a Draco en voz baja mientras se sentaban.
—Que a Longbottom le ha dado un ataque psicótico —contestó Draco con sequedad. Sacaba sus cosas con rapidez de la mochila y Sarah lo miraba confundida.
Sarah supuso lo que habría pasado pero prefirió no seguir con el tema. Se giró hacia Harry y Ron, sentados detrás con Hermione, y notó que los tres tenían miradas desorientadas, y Neville, unas mesas más adelante, parecía abochornado.
Mientras todo el mundo cuchicheaba sobre lo que había pasado en el pasillo, Sarah sacó en silencio su ejemplar de Mil hierbas y hongos mágicos. Snape dio su habitual portazo y todos se callaron de inmediato.
—Como veréis —dijo Snape con voz queda y socarrona—, hoy tenemos una invitada.
Señaló un oscuro rincón de la mazmorra y Sarah vio a la profesora Umbridge sentada allí, con las hojas de pergamino cogidas con el sujetapapeles sobre las rodillas. Aquel día le tocaba a Snape ser supervisado y examinado por Umbridge. Sarah odiaba a Umbridge, casi tanto como a Snape, sin embargo, consideraba que si Snape ganaba la batalla, sería como un punto para Hogwarts, así que decidió que aquel día odiaba más a Umbridge.
