Sarah tiene que compaginar el amor que siente su hermano por ella con el odio que el chico al que ama irradia hacia su sangre, mientras las fuerzas oscuras intentan destruirla.
El apellido de Sarah resulta una carga muy pesada para ella, sobre todo...
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Sarah no entendía nada de lo que le había pasado a su hermano y no sabía si tenía o no relación con su repentino y torturador dolor de cabeza. Todavía no se le había pasado del todo después del examen cuando Harry le contó a sus amigos lo que había visto. Al parecer Harry se había quedado dormido durante el examen de Historia de la Magia (sí, se había quedado dormido) y había tenido una de esas visiones sobre el Departamento de Misterios. Pero aquella visión había sido diferente, en ella ya no estaba él recorriendo los pasillos y tratando de alcanzar algo, ahora estaba obligando a otra persona, torturándola con la maldición imperdonable Cruciatus para que esa persona la cogiera. Y esa persona era Sirius.
Cuando Harry preguntó cómo iban a ir al Departamento de Misterios un momento de silencio, Sarah estaba algo aturdida. Estaban los cuatro en un aula que habían encontrado vacía.
—Pero... Harry, piénsalo bien —intentó persuadirlo Hermione, y un paso hacia él—, son las cinco de la tarde... El Ministerio de Magia debe de estar lleno de empleados... ¿Cómo quieres que Voldemort y Sirius hayan entrado allí sin ser vistos? Harry..., deben de ser los dos magos más buscados del mundo... ¿Crees que podrían entrar en un edificio lleno de aurores sin que detectaran su presencia?
—¡No lo sé, Voldemort debe de haber utilizado una capa invisible o algo así! —gritó Harry—. Además, el Departamento de Misterios siempre ha estado completamente vacío cuando he ido...
Hermione siguió contestando a Harry y él dando argumentos de que sus sueños no eran normales y que no debían perder tiempo e ir ya mismo a rescatar a Sirius.
—¡Sarah! —la nombrada se sobresaltó, había dejado de escuchar y solo podía pensar en si Sirius estaría ya muerto o no— ¿Me quieres apoyar?
—Yo... bueno, no creo que haya sido un simple sueño, Mione.
—¿Ah, no? ¿Y eso por qué? —su amiga se giró hacia ella de brazos cruzados— ¿Es que tú tampoco has practicado Oclumancia como debías y dejas que Voldemort se cuele en su cabeza?
Sarah miró a Hermione, contrariada.
—No, no es eso. Pero antes de que Harry se desplomara en medio del examen me estaba casi muriendo del dolor de cabeza, y ahora mismo me sigue doliendo la cicatriz. No creo que sea una coincidencia...
—De acuerdo —cedió Hermione por fin, asustada pero decidida—, sólo quiero decir una cosa...
—¿Qué?
—¡Mira, Harry, no lo interpretes como una crítica! Pero es verdad que... estás un poco..., un poco... ¿No crees que estás un poco obsesionado con la idea de..., de... salvar a la gente?
