Capítulo 9: el Torneo de los Tres Magos
Sarah miraba al techo sosteniéndose la cabeza con ambas manos. Tenía los codos apoyados en la larga mesa de Gryffindor y se encontraba en el majestuoso comedor de Hogwarts. Llevaba todo el verano soñando con volver allí. Lo que veía no era exactamente un techo, sino constelaciones. Aquello se debía a un encantamiento por el cual el techo tenía exactamente el mismo aspecto que el cielo en aquel momento. Nunca lo había visto tan tormentoso como aquel día.
Las tripas de Sarah rugían ferozmente y no sabía si sería capaz de esperar mucho más para comer algo.
—Ron, me estás poniendo nerviosa —le dijo Sarah a su amigo, que estaba dándole golpecitos con las piernas por debajo de la mesa.
—Lo siento, me muero de hambre y todavía ni han aparecido los de primero.
Eso era lo que estaban esperando, a los de primer curso para que el Sombrero Seleccionador los sorteara en una casa y el banquete pudiera comenzar.
—¡Que se den prisa! —pidió desesperadamente Sarah.
Se suponía, bueno, lo más normal sería que los mellizos estuvieran felices, encantados, contentísimos de haber regresado. Y para Harry así era, más o menos, pero Sarah estaba muy amargada en ese momento. Lo único que la chica imaginaba que podría animarla un poco sería cenar. Su "discusión" con Draco la había disgustado tanto que estaba malhumorada y lo único que quería era atiborrarse a comida e irse a dormir; básicamente volver a la rutina. Se moría por envolverse en las cálidas mantas de su habitación en la torre de Gryffindor, perderse entre los cientos de libros de la biblioteca, descansar echándose unas buenas siestas junto al Lago Negro, y esconderse en el bosque prohibido (aunque sin adentrarse demasiado en él).
Cuando estaba recordando las maravillosas tardes que pasaba allí el año anterior, las imponentes puertas del Gran Comedor se abrieron de par en par y por ellas entró la profesora McGonagall a la cabeza de todo un grupo de niños que parecían mucho más pequeños de once años. Desfilaron hasta el frente del salón, hasta llegar justo delante de las mesas de los profesores, y cuando pasaron por al lado de Sarah, esta se fijó en que todos estaban mojados.
Entonces la profesora McGonagall colocó un taburete de cuatro patas en el suelo ante los alumnos de primero y, encima de él, un sombrero extremadamente viejo, sucio y remendado. Los de primero lo miraban, y también el resto de la concurrencia. Por un momento el Gran Comedor quedó en silencio. Entonces se abrió un desgarrón que el sombrero tenía cerca del ala, formando como una boca, y empezó a cantar su canción de todos los años.
En el Gran Comedor resonaron los aplausos cuando terminó de cantar el Sombrero Seleccionador.
—No es la misma canción de cuando nos seleccionó a nosotros —comentó Harry, aplaudiendo con los demás.
—Canta una canción diferente cada año —dijo Ron—. Tiene que ser bastante aburrido ser un sombrero, ¿verdad? Supongo que se pasa el año preparando la próxima canción.
La profesora McGonagall desplegaba en aquel momento un rollo grande de pergamino.
—Cuando pronuncie vuestro nombre, os pondréis el sombrero y os sentaréis en el taburete —dijo dirigiéndose a los de primero—. Cuando el sombrero anuncie la casa a la que pertenecéis, iréis a sentaros en la mesa correspondiente. ¡Ackerley, Stewart!
Un chico se adelantó, temblando claramente de la cabeza a los pies, cogió el Sombrero Seleccionador, se lo puso y se sentó en el taburete.
—¡Ravenclaw! —gritó el sombrero.
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SARAH'S HISTORY - DRACO MALFOY / SH#1
FanfictionSarah tiene que compaginar el amor que siente su hermano por ella con el odio que el chico al que ama irradia hacia su sangre, mientras las fuerzas oscuras intentan destruirla. El apellido de Sarah resulta una carga muy pesada para ella, sobre todo...