i. 22. reencuentro con myrtle

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Capítulo 22: Reencuentro con Myrtle

El primer día del segundo trimestre comenzó, y los mellizos ya llevaban el peso del huevo de oro encima, estrujándoles el estómago.

     A Sarah le resultaba bastante curiosa la pista que Cedric les había dado, y no descartaba el hacerlo, pero seguía siendo algo bastante extraño tener que tomar un baño con el huevo.

     A Harry sin embargo, le entraban ganas de vomitar al pensar en Cedric y en su estúpida pista que no servía de nada y era demasiado imprecisa, además de que le irritaba demasiado ver al Hufflepuff cogido de la mano de Cho Chang cada vez que deambulaba por los pasillos del castillo.

     —Ni los mires —le susurró su hermana en una ocasión que ambos se los cruzaron.

En ese momento Cedric vio a Sarah y la saludó sonriente con la mano. La pelirroja le devolvió el saludo con una sonrisa más bien parecida a una mueca.

     Cedric le había caído más o menos bien desde que lo había conocido, sin embargo, por una parte él estaba saliendo con la chica que le gustaba a su hermano, lo cual provocaba un sentimiento extraño en ella. Y por otro lado había sido Cedric quien había arruinado un momento muy especial que iba a suceder entre Sarah y Draco la noche del baile de Navidad, lo que era un poco difícil de perdonar pese a las buenas intenciones del Hufflepuff.

     Hermione le había contado que ella y Ron habían tenido una discusión después del baile. Sarah le había insistido en que todo se debía a los celos de Ron de que Hermione hubiera ido con Viktor Krum al baile, pero la castaña no terminaba de creérselo.

     Y en cuanto a Draco, Sarah creía que entre ellos habría surgido una distancia después del baile de Navidad, debido a la incomodidad, pero había sido justo al revés. Los dos jóvenes pasaron la mayor parte de las vacaciones juntos, y Draco parecía haberse olvidado de la interrupción de Cedric la noche de Navidad, por lo cual Sarah estaba agradecida.

     —Yo creo que haré lo que me dijo Ced —le comentó Sarah a Draco una tarde (la última tarde de vacaciones) junto al Lago Negro.

     La Gryffindor ya le había contado al rubio lo que Cedric le había sugerido, y, al hacerlo, Draco cambió su expresión a recelosa y perspicaz.

     —¿Ced? —repitió incorporándose en la hierba; ambos estaban recostados el uno al lado de la otra—. ¿Ahora lo llamas Ced?

     Sarah rió, lo había dicho a propósito para ver si Draco lo notaba y se molestaba.

     —Es más corto y cómodo —explicó encogiéndose de hombros, sin ocultar una sonrisa de satisfacción.

     —De todas formas —dijo el chico intentando ignorar lo último—, no creo que sea buena idea. ¿Y si está ahí esperando a que vayas a tomar un baño y...?

     Sarah lo cortó sacudiendo la mano.

     —Tonterías. ¿Cómo iba a saber él en qué momento voy a ir al baño de los prefectos?

     Draco no fue capaz de darle una respuesta, pero le hizo saber que seguía sin gustarle la idea de que ella fuese allí sola.

     Todavía había una gruesa capa de nieve alrededor del colegio, y las ventanas del invernadero estaban cubiertas de un vaho tan espeso que no se podía ver nada por ellas en la clase de Herbología. Con aquel tiempo nadie tenía muchas ganas de que llegara la clase de Cuidado de Criaturas Mágicas, aunque, como dijo Ron, los escregutos seguramente los harían entrar en calor, ya fuera por tener que cazarlos o porque arrojarían fuego con la suficiente intensidad para prender la cabaña de Hagrid.

SARAH'S HISTORY - DRACO MALFOY / SH#1Donde viven las historias. Descúbrelo ahora